La académica y ex archivera Olga Gallego Domínguez revela que la mujer ourensana en el Antiguo Régimen era analfabeta, no tenía cualificación profesional y estaba sometida a la figura del padre, hermano, marido o tutor. Gallego presentó ayer en el Liceo el libro Historia da muller. Mulleres ourensás dos séculos XIV-XVIII, un trabajo que se enmarca dentro de las nuevas corrientes historiográficas de tipología social, en la denominada "historia nueva o total", al abordar "desde abajo" los acontecimientos, en lugar de describir sólo los hechos que afectaron a las clases dirigentes y dominantes.

Olga Gallego resalta que las mujeres tuvieron en esa época un papel secundario, por lo que figuran en calidad de viudas, madres, hijas, tías sobrinas, novias, amantes o abuelas de los protagonistas masculinos, aunque a veces se presentaban con cierta autonomía, por medio de su oficio o dedicación, como ocurrió en el caso de una librera y una boticaria, entre otras excepciones.

La historiadora señala que la mujer del Antiguo Régimen corresponde a un modelo tradicional, sin variaciones a penas perceptibles desde el pasado hasta bien entrado el siglo XX. "Los modelos son los que expuso Luis Vives en su obra De institucione feminae christianae (1524) y Fray Luis de León en la Perfecta casada (1583)". Y agrega: "Todos consideran a la mujer como de naturaleza débil y flaca, sólo sustentada por la virtud, y señalan la escasísima instrucción que se le permitía a las casadas, como si fuera algo pernicioso para la paz del matrimonio. Esta doctrina, teóricamente, procede del judaísmo y filosóficamente de Aristóteles. Recoge la tradición bíblica".

Extremos grotescos

La autora repara en que nadie cuestionaba en el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica entre el hombre y la mujer. "Este tipo de mujer perpetúa la falta de instrucción, el analfabetismo y la ignorancia hasta extremos grotescos, salvo las contadas excepciones que se solían dar, principalmente en la nobleza y la hidalguía y cierta burguesía asimilada a la hidalguía".

Olga Gallero recuerda que, según los censos, en 1860 el 90% de las mujeres españolas eran analfabetas. En el caso de Galicia, debido a los problemas de la dispersión geográfica y a la climatología adversa, el contraste aún era mayor: de cada cien alumnos matriculados en las escuelas primarias, sólo catorce eran mujeres.

Historia da muller rescata del olvido a algunas mujeres ourensanas que lograron sobresalir, del siglo XVI al XVIII, en alguna faceta de la vida en la ciudad, por su cultura, por su sensibilidad artística, por el ejercicio de algún oficio o profesión, o por las peripecias que pasaron.