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Los amoríos que nunca se debilitan en Moaña

Hay que tener miedo a las mareas y no a las orcas. Mira que ya pasó veces. Pues todavía hay gente que estaciona en las rampas de varada del centro de Moaña. En esta ocasión un coche estaba aparcado en la rampa de la Casa do Mar. Cuando la marea hizo lo suyo, que es subir, el vehículo acabó inundado. Estacionar en el centro es difícil, pero a veces conviene dar una vuelta más para buscar.

El bonito acto de Afamo de ayer en el Concello de Moaña tuvo momentos para la reflexión, pero también otros para la risa. Una usuaria de la asociación contra el alzhéimer no tuvo reparos en decir que quería a su marido "más que nunca" y apostilló que "él también me quiere a mi con locura", para humor de los asistentes. Está claro que hay amores que nunca se desvanecen y que incluso salen reforzados de los momentos más duros, como puede ser el compartir juntos el deterioro cognitivo que acarrea la durísima enfermedad de alzhéimer.

La apretada agenda política que impide sentarse a la mesa

A veces la política local exige estar activo a las horas más peregrinas. El otro día la concejala de Cangas Victoria Portas no tuvo más remedio que comer una empanadilla en un parque ante la falta de tiempo para tener un respiro e ir a casa. Seguro que otro día le tocará comer algo de marisco y ya compensa. Por cierto, que esta falta de tiempo también hace que la alcaldesa de Moaña tenga problemas para encontrar un hueco para la lectura. Menos mal que estas responsabilidades públicas son solo una etapa en la vida, porque seguro que estos años se pierde alguna novela interesante.

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