El departamento de Urbanismo de Moaña está al borde del colapso. Y no es, como le gustaría al Concello,por la avalancha de informes para licencias de construcción, sino por la avalancha de denuncias de inspección de posibles obras ilegales en todo el municipio que está presentando un particular inmerso desde hace años en una "guerra" contra el Concello por unas infracciones suyas por las que fue multado.
Su caso recuerda al que protagonizó Eduardo Canabal hace unos diez años en Vigo, con unas 2.000 denuncias de obras, cuyos expedientes concluyeron algunos a su favor y otros en contra de los propietarios denunciados. Lo suyo también era una guerra contra el Concello.
En el caso de Moaña parecía que la guerra del mencionado vecino, que le llevó incluso a tener una radio conectada a un altavoz en el exterior de su vivienda, por un derribo de su galpón que tuvo que efectuar el Concello por la denuncia de un colindante, había cesado pero ahora ha vuelto a aflorar y podría tener que ver con la llegada de multas coercitivas.
Desde el mes de julio, este vecino o su representante legal ha presentado casi un centenar de denuncias de inspección de posibles obras sin licencia para su inspección y demolición. En julio fueron 29, en agosto la cifra se elevó a 47 y en lo que se lleva de septiembre, 15.
Las solicitudes se presenten primero por registro, lo que también llega a paralizar este departamento dado que se piden, a lo mejor, 10 citas para un mismo día. Lógicamente, el Concello tiene que contestar a las solicitudes de este vecino y realizar el pertinente informe, lo que tiene a Urbanismo, en una época complicada por la pandemia, casi trabajando en exclusividad para estos expedientes.
