La cinematografía gallega en pequeño formato toma aire tras la eclosión de la pandemia. Cans, Verín y ahora Bueu -gracias a la Sección Galicia R- forman parte de una ruta del cortometraje que ayuda a visibilizar una obra que también sufrió el confinamiento antes de ver la luz. De eso sabe David Rodríguez Muñiz, director de Beyond the glacier, para quien el FICBueu es el primer certamen al que asiste desde el pasado mes de febrero. "El corto ha estado en un montón de certámenes y yo no me moví a ninguno", señala este asturiano que contó con producción gallega para un trabajo documental con el medio ambiente como eje central. "Creo que es casi inevitable tocarlo en la actual situación, nuestra relación con el medio natural lo marca todo", reflexiona.
Con el calentamiento global como tema principal de Onde dormen as gaivotas, Dani Cornes disfruta ahora de esa gira por los festivales de cortos de la comunidad autónoma, con Cans y Verín como primeras paradas antes de llegar a Bueu. "La verdad es que es genial que los festivales le planten cara a la pandemia. No solo como autor, sino también como aficionado", señala, antes de añadir que "es muy importante que vayamos volviendo a una relativa normalidad, que todo regrese, y la cultura y el cine también lo hagan".
En su caso la apuesta por cuestiones medioambientales y por la soledad dentro del argumento de su obra fue fruto de la casualidad. "Estaba preparando otro corto, pero el Concello de Vigo sacó una línea de mecenazgo y aprovechamos para ir a Cíes a rodar. Faltaban 12 días para trabajar, hacer el guión, elegir una actriz y presentar la pieza. Nos seleccionaron y ganamos, así que fue todo una coincidencia", afirma el realizador.
Entre aliviado y satisfecho se muestra Rafa de los Arcos ante la posibilidad de poder presentar Todo el mundo se parece de lejos, en un año atípico para la distribución de cortos. "Este año ha sido todo muy especial y hay que aprovechar que ahora podemos estar en los festivales. Este es el tercero del verano y aún me queda un cuarto. Y luego, a saber...", afirma. Para él este contacto con el público es fundamental, "porque el cine, es, al final, un acto de empatía".
Defiende la vuelta a la normalidad, a "esta nueva normalidad que es así, porque no podemos permitirnos el lujo de acabar con todo". Y lo ejemplifica de modo personal. "Estuve en casa con mis padres y durante diez días hice malabares para mantener distancias hasta que mi madre dijo basta. Hay que actuar con lógica y sentido, pero la vida hay que vivirla. No puedes tener el miedo en el cuerpo, dejarte vencer por la neurosis", dice, y más aún "cuando estos certámenes están superpreparados".
También Noemí Chantada ( Xoves de comadres) se siente feliz de "volver a los festivales, poder disfrutar del público... Es un lujazo". En el caso de Bueu por partida doble, "porque será la primera vez que gran parte del equipo vea el corto". De la apuesta de la organización de los certámenes de cortos asegura que "son unos valientes, porque aunque la cultura es segura, las restricciones de público hacen que estas no sean unas ediciones especialmente provechosas, y se están celebrando de forma muy respetable. Se pueden hacer", subraya.
El futuro no lo ven excesivamente oscuro "El corto siempre fue el primo raro del cine, pero si nos toca quedarnos en casa es una oportunidad para reivindicarlo porque es un formato válido para las plataformas online", señala David Rodríguez. También Noemí Chantada es optimista, "porque esta situación no va a ser infinita". Dani Cornes, en cambio, apunta que "no veo mal al cine porque tiene el streaming, pero los cortos necesitan a los festivales". Rafa de los Arcos, por último, afirma que "esto siempre estuvo mal, pero nadie hace cortos por dinero".
