Cada hora que pasa sin aparecer Iván Harri Otero Rodríguez crece la tensión y el desánimo en A Illa, donde las esperanzas de que se registre un desenlace positivo parecen escasas. Muchos vecinos se acercaron ayer a la vivienda de A Sapeira, donde residen los padres del joven desaparecido para arropar a la familia en unos momentos muy duros. Su padre y su hermano mayor, que se encontraban en A Illa en el momento en que ocurrió el accidente marítimo, acudieron de inmediato a la zona de búsqueda, donde participaron durante toda la jornada
Entre las personas que estuvieron en la casa familiar se encontraba el presidente de la Agrupación de Mexilloeiros (AMI)- San Esteban, Manuel Castro. El responsable de la entidad estaba muy afectado por lo ocurrido por ser vecino de los dos hermanos, a los que ha visto crecer prácticamente desde su nacimiento. "Arturo forma parte de mi directiva y esto es un golpe muy duro para todos nosotros", explicaba ayer.
Castro hizo mención al temporal que reinaba ayer y "al riesgo que los bateeiros corremos para poder conseguir mejilla; siempre se habla de los percebeiros, pero nuestro trabajo entraña los mismos o más riesgos". El responsable de la agrupación de mexilloeiros reconocía estar "desolado y tratando de dar el máximo apoyo a la familia en estos momentos tan complicados".
Labores complicadas
Otra persona que conoce muy bien a los tres marineros que protagonizaron el suceso de ayer es el patrón mayor de A Illa de Arousa, Juan José Rial Millán. Desde el primer momento, la Cofradía colaboró con las tareas de búsqueda "y seguiremos en la jornada de hoy", aunque reconoce que las tareas de búsqueda "van a ser muy complicadas por la situación en la que se encuentra el mar, las mareas vivas que se registran estos días, el temporal y las corrientes que acostumbra a haber en esa zona". Millán insiste en que "no perdemos la esperanza de que podamos encontrarlo, aunque somos conscientes de las dificultades".
Carlos Iglesias, alcalde de A Illa, también mostraba su desolación por lo ocurrido y destacaba la decisión de muchos vecinos de "arropar a la familia en estos momentos tan duros y complicados, ya que estamos hablando de un joven de tan solo 30 años". Iglesias reconoce que "la esperanza es lo último que se pierde, y a todos nos gustaría encontrarlo con vida, pero la cosa pinta muy mal".
La situación también se observa con preocupación en el muelle de A Illa, donde la mayor parte de los bateeiros se identifican con lo ocurrido. "Pudo habernos pasado a cualquiera de los que trabajamos en el mar a diario, porque a veces adoptamos riesgos sin ser conscientes de ello y de que pueden acabar así", explicaba ayer uno de sus integrantes.
La tensión y la preocupación por lo ocurrido era evidente ayer, sobre todo porque en A Illa hace muchos años que no se registraba un accidente marítimo con víctimas o desaparecidos.
