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Lucía García García: "A los once años ya cogía mejillones en Areabrava para poder hacer empanadas"

El día 21 presenta en Salason su primer libro de recetas de cocina tradicional

Lucía García con la portada de su libro. // Santos Álvarez

Poder publicar un libro con recetas de cocina era el sueño de su vida, y el próximo día 21, en el local Salason, en Cangas, será la presentación de "Cocinando con Lucía", ese libro con los platos de la cocina tradicional que le han dado fama en este municipio a Lucía García como excelente cocinera. Natural de O Hío, desde niña siempre mostró una gran afición por la cocina, hasta el punto que en esa época sin los medios actuales, realizó un curso por correspondencia durante dos años con el que obtuvo el título, con notable, de "Academia de ama de casa". Lucía García, que pronto cumplirá 65 años, ha trabajado como cocinera en colegios de Cangas, en una residencia de la tercera edad y en una guardería y casa de acogida, en Vigo; así como en el Seminario Menor de Tui, además de impartir numerosos cursos. Con sus ahorros decidió sacar adelante este libro, en el que le ha ayudado Copytec y que publica Rinoceronte.

-¿De dónde le viene esta afición?

-Siempre me gustó. Veía a mi madre que cocinaba bien, pero no salía de aquellos platos y me apasionaban las empanadas, tenía obsesión por la masa fina. Con once años cogía mejillón en la playa de Areabrava para hacerlas. Ahí empezó mi ilusión por la cocina.

-¿Y pudo estudiar para ello?

-No. Con 13 años acabé la escuela unitaria en O Hío y era complicado ir al instituto porque solo había autobús a Cangas a la 8 de la mañana, a la una y a las ocho de la tarde. Entonces me surgió un trabajo en la fábrica de Ameixide, pero mi padre, que faenaba al bacalao, al volver me sacó de allí y me mandó a aprender costura y corte a Cangas. El corte se me dio bien, pero la costura no. Empecé a coser en casa hasta que con 20 años me casé. Con aquel primero dinero que gané cosiendo me había pagado un curso de cocina por correspondencia, de dos años. Me mandaban los fascículos y yo tenía que remitirles las fotografías de mis platos. Para eso mi padre me compró una Polaroid. Mi madre siempre presumía de mis platos.

-¿Un plato que recuerde?

-Las lentejas. Para mí fue un plato nuevo. Acabé el curso con una "ternera a la duquesa", mandé la foto con la Polaroid y con 16 años obtuve el título con notable.

-¿Y cómo siguió su relación con la cocina?

-Al casarme, mi marido prefería que no trabajara, pero siempre quise. Me enteré que en el colegio de San Roque buscaban personal para la cocina y me presenté para auxiliar de cocina, pero me cogieron como cocinera, con aquel título. Yo les decía que no tenía experiencia, pero quisieron así. Éramos cuatro chicas y yo. La primera comida fue una sopa y una carne guisada que solo llegó para la mitad de los niños. En seguida y con la ayuda del conserje, al que mucho apreciaba, conseguimos patatas y nos pusimos a freir huevos con patatas. Estuve dos años hasta que me quedé embarzada de mi primera hija y necesitaba reposo. Al año siguiente tuve a mi segunda hija y cuando las iba meter en el colegio me ofrecieron trabajar en la cocina del Eduardo Pondal. Estuve cinco años y fue una bonita experiencia.Pero lo dejé para estar con mi marido poque iba a permanecer ocho meses en tierra. Y fue lo mejor que hice porque murió por accidente laboral a bordo de un barco en junio de 1989. La propietaria del barco me ofreció un trabajo en su casa y después como repartidora de pan; estaba bien, pero decidí retomar los estudios y saqué la enseñanza obligatoria y después el graduado escolar en A Cepa. En esta asociación me ayudaron mucho.

-Dicen que allí ya preparaba ricos platos.

-Siempre que había reunión, llevaba algo. Me metí en cursos de cocina, de historia, de cestería y también en otro de cocina en San Roque. Me pidieron que diera uno en Coiro y ahí empecé a impartir cursos. Trabajé 5 años en la Residencia las Angélicas de Vigo y después en Tui. Estaba bien, pero iba a nacer mi tercera hija de mi nueva pareja y aunque seguí un tiempo siendo ella pequeña, tuve que dejarlo. Después me salieron más cursos en Meiro, con la Asociación Nós en la casa del fallecido Tino Guimeráns y en colegios Casa de la Virgen y Sagrada Familia. También trabajé en la cocina de de una guardería y centro de acogida en Vigo hasta que creció tanto que tuve que dejarlo. Tenía tiempo y empezó a cobrar más en serio la idea del libro con el que cumplo ahora mi sueño. la cocina para mí es arte.

-¿De dónde proceden las alrededor de 170 recetas que aparecen en el libro?

-Mi gran referente en la cocina fue el gran Escoffier, fue la base en mis inicios y sus influencias me acompañan. Pero el sinfin de recetas fueron extraídas de la tradición familiar, libros, revistas, alumnos a las que traté de darles mi toque personal. Otras surgieron de algún experimento, pues como dice Ferrán Adriá, en la cocina todavía se pueden hacer muchas cosas.

-El libro empieza por la receta del aceite de hierbas y acaba con la de zorza ¿Si tuviera que elegir alguna que se sale de lo tradicional?

-(Duda...) Calamares rellenos con salsa de chocolate.

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