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Miguel Seijo Espiño: "Hay un repunte de agresiones machistas entre los más jóvenes"

Imparte hoy una charla en el local de Mulleres de Moaña, como primer acto alrededor del Día Internacional contra la Violencia Machista

Miguel Seijo Espiño, ayer, en el juzgado de Redondela. // C. Trigo

Hasta cinco jornadas con actividades de denuncia y concienciación social contra la violencia de género programa Moaña este año, en el entorno del día internacional contra esta lacra, que será el 25 de noviembre. La primera acción será esta tarde, a las 20.00 horas en el local de la Asociación de Mulleres. Se trata de una charla-coloquio sobre la "perspectiva judicial de la violencia de género". Estará protagonizada por el juez de primera instancia de Redondela, Miguel Seijo Espiño.

-La Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género se aprobó a finales de 2004. Sin embargo el número de asesinadas a manos de sus parejas supera el medio centenar cada año y no desciende. ¿Fracasó esa Ley?

-No es fácil de responder. Mi opinión es que la Ley supuso un avance muy grande y aportó elementos de utilidad para luchar de forma efectiva contra la violencia sobre la mujer. No achacaría esos datos a que la Ley esté mal. Tienen que estudiarlo los observatorios. A lo mejor hay otros factores como el hecho de que más mujeres decidan adoptar medidas como separarse de sus parejas, que antes no pasaba. Igual eso hace que el agresor llegue a esos extremos. Pero es algo que debe analizarse con calma.

-¿Notan un repunte en los juzgados de los casos de violencia de género?

-Vemos un repunte entre los jóvenes. Incluso adolescentes. Resulta incomprensible teniendo en cuenta que las generaciones nuevas tienen más información. Las encuestas demuestran que incluso ellas justifican a veces esa violencia contra la mujer. En los casos que lleva el juzgado de Redondela no constaté unas variaciones significativas en el número de casos desde 2012, cuando llegué yo.

-¿Qué medidas a nivel judicial se pueden tomar para reducir las agresiones?

-Aunque no estoy seguro de las causas, sí de los remedios. Hay que invertir más medios para tener una mayor eficacia. La mayoría de los juzgados de violencia sobre la mujer ven varios casos al día con detenidos y medidas cautelares. El tiempo que queda para hacer un análisis en profundidad de cada caso es pequeño, y eso hace más fácil que uno se equivoque. En los juzgados "de pueblo" el día que entra un caso de este tipo, igual tiene señalados juicios civiles. Además estos juzgados no suelen tener salas específicas y asistencia psicológica para víctimas de violencia, como sí ocurre en las ciudades.

-Cuando el Gobierno habla de "educar a los jueces en perspectiva de género", ¿plantea una necesidad real?

-No hay un déficit claro en la formación de jueces y magistrados. Ahora bien, los cursos de formación son importantes y aportan en materias específicas como esta. Son útiles y convenientes, aunque no deba obligarse a ello. Cuando uno empieza en un juzgado de violencia sobre la mujer, sí que te obligan a un curso específico sobre este ámbito.

-¿La mediatización del caso de "La Manada" dañó mucho la imagen de los jueces?

-Hubo una indignación de la sociedad muy grande. La ciudadanía empatizó mucho con la víctima. Esto hace que esperasen de la sentencia unos pronunciamientos que no obtuvieron y sí que quedó, a sus ojos, un tanto desprestigiada la Justicia. Pero eso no es equivalente a que el pronunciamiento judicial sea erróneo o equivocado. Está bien fundada la sentencia y basada en la valoración de la prueba, que la vieron los jueces, y no los demás. La condena es severa y las apreciaciones de los dos magistrados que votaron a favor de la condena no minimizan lo que ocurrió, al revés. Eso no quita que se entienda que este tipo de acto deba estar penado de otra manera o que deba cambiarse la terminología en el Código Penal para que figure la palabra "violación".

-Se dice que solo el 0,4% de las denuncias por maltrato son falsas. Pero apenas un 20% acaban en condena. Algo no cuadra en esa estadística cruzada.

-Entiendo que el dato de las denuncias falsas puede inducir a error. Se refiere a que ese es el porcentaje de condenas por denuncias falsas. Después ocurre que no en todos los supuestos sale inocente el acusado absuelto, bien porque no se hayan podido probar los hechos o porque las denuncias, no siendo falsas, no se ajustaban a la realidad. Por mucho que nos afecte y empaticemos con las víctimas de delitos tan horribles, eso tiene que armonizarse con la presunción de inocencia. Muchos no son condenados porque es imposible demostrar que son culpables. A lo mejor el juez cree a nivel personal que una persona es culpable, pero a nivel judicial y por respeto a nuestro sistema, tiene que tener una serie de pruebas que igual no las tiene. En estos delitos la prueba suele ser complicada porque solo existe la declaración de la víctima. Puede servir para una sentencia condenatoria, pero eso exige requisitos como una declaración muy sólida.

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