El centro de salud de Bueu despedió ayer a dos de sus doctoras residentes durante los últimos cuatro años: Ángela Mayo y Joanna Acuña. Las dos facultativas acaban de culminar su periodo de residencia para completar su especialización en Medicina de Familia y Comunitaria. Ayer fueron despedidas por los que durante estos cuatro años fueron sus compañeros, maestros y tutores. Una labor que el personal asume con orgullo y altruismo. "El de Bueu es el único centro de salud de la comarca, junto al de Marín, que ofrece este servicio docente en el que los nuevos médicos van pasando por diferentes fases de responsabilidad progresiva", explica el doctor Carlos Eirea. A la despedida de ayer acudió también el alcalde de Bueu, Félix Juncal, invitado por el centro de salud para entregar un reconocimiento a las dos facultativas y agradecerles su trabajo.

En la actualidad el centro de salud de Bueu cuenta con hasta una docena de residentes: cuatro de primer año, que acaban de entrar; dos de segundo año; tres de tercer año y otros tres de cuarto año. Su periodo de residencia llega después de haber superado una carrera universitaria de seis años y el examen del MIR. "Durante el primer año están en la consulta junto a los médicos y a partir del sexto mes empiezan a entrar en las rotaciones de las guardias en el Punto de Atención Continuada (PAC) y en Montecelo", explica el doctor Eirea, que también es tutor de residentes. Se trata de una formación en la que de manera progresiva los nuevos médicos de familia o de "cabecera" adquieren responsabilidades de manera progresiva hasta que en el último año de la residencia se encargan de pasar consulta.

El centro de salud de Bueu acumula una experiencia de casi 20 años en esta labor formativa. "En su día la Comisión de Docencia nos propuso si queríamos formar parte de este programa y decidimos aceptar", cuenta el doctor Carlos Eirea. Para poder albergar este servicio formativo es necesario que el centro de salud disponga de un número mínimo de médicos -cada residente debe tener su correspondiente tutor- y contar con varias especialidades. "Es algo completamente altruista por nuestra parte, que se hace por vocación", apunta Eirea. La misma vocación de servicio a los demás que en un momento dado impulsa a una persona a dedicarse al mundo de la medicina. "Llegar hasta el punto donde están estas residentes de cuarto año es muy largo. Hay que realizar una carrera universitaria de seis años, superar el MIR y luego esta residencia. A ello hay que unir la nota que se exige para poder entrar en la Facultad de Medicina. En el mejor de los casos es un trayecto de once años antes de poder completar su formación", destacaba ayer el facultativo del centro de salud buenense.