El sacerdote Javier Fresno fue uno de los impulsores del I Encuentro Nacional de Cofradías. Trabaja como delegado para la religiosidad popular en la Diócesis de Zamora y es uno de los hombres que mejor conoce esta iniciativa.
-¿Cuándo empieza a organizar estos encuentros?
-Empezamos hace 28 años en Villagarcía de Campos, provincia de Valladolid. Desde entonces, no he asistido a todos los encuentros, pero sí a la mayoría.
-¿Cuál fue el motivo de promover esta iniciativa?
-Estamos hablando de una época en la que había que salir del individualismo de cada Semana Santa y asomarse a ver qué estaban haciendo los de al lado. Desde el principio descubrimos que siempre puedes aprender de los demás y de que, como decimos nosotros, no hay ninguna Semana Santa tan "lista" que no tenga nada que aprender de los demás.
-¿Cómo les han ayudado estos encuentros a las cofradías de toda España?
-Nos hemos dado cuenta a lo largo de estos años de la necesidad de compartir esfuerzos entre las diferentes cofradías. El mundo de estos congresos es muy rico y con muchísima actividad en España.
-¿Qué diría que se ha conseguido a lo largo de estos años?
-Entre otras cosas, que el mundo de las cofradías no sea algo fragmentario o individual. Hemos conseguido que la Semana Santa se asome por la tapia de cada localidad. También hemos logrado dar un salto de calidad, mejorar la formación de la gente y compartir experiencias.
-¿Cuáles son los problemas que quedan por resolver?
-Habría que trabajar más otras necesidades como la creación de vínculos estables entre las cofradías. Tener órganos que les ayuden a que ese aprendizaje tenga un cuerpo es esencial. Creo que debemos mejorar aún en estos campos.