Sus jardines son hermosos en cualquier estación del año. La armonía en la que conviven vegetación, agua y piedra en el vergel más famoso de A Estrada hace que la visita merezca la pena cualquier día, seguramente para descubrir un rincón nuevo, una planta distinta o una flor cautivadora. Sin embargo, el pasado 14 de marzo el apodado como Versalles Gallego -precisamente por sus afamados jardines-, cerró sus puertas por la declaración del estado de alarma derivado de la crisis sanitaria del coronavirus. Ese día el Covid-19 secuestró la primavera en un momento en el que lucía en el Pazo de Oca con todo su esplendor.
En la jornada de ayer las visitas a este pazo, uno de los más famosos de Galicia y propiedad de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, continuaban restringidas. Fuentes ligadas a la entidad explicaron que todavía se están estudiando posibles fechas de apertura, dado que la fundación mantiene cerradas, por el momento, a la visitas muchas de sus propiedades. Según se indicó, la idea es estar en disposición de ofrecer todas las medidas de seguridad cuando se decida volver a recibir visitantes. Todo parece indicar que la llegada del verano podría ser un momento oportuno para que estos jardines retomen la normalidad, que en su caso pasa por alternar los cuidados a esta amplia extensión con la visita de gente llegada de múltiples rincones para pasear por los ambientes del jardín francés, del paisajístico y del cultivado.
En Oca, la primavera parece comenzar en invierno. El jardín del pazo tiene color todo el año. En la estación fría se corona ya de flores con las especies de camelia más madrugadoras. Sin embargo, es entre febrero y marzo cuando la primavera estalla con fuerza en el vergel, coincidiendo con el apogeo de la floración de varias variedades de camelias. Integrado en la Ruta da Camelia, el Pazo de Oca -sin duda uno de los principales reclamos turísticos de A Estrada- atrae cada año a numerosos turistas para contemplar la sinfonía de colores que ofrecen las miles de variedades que adornan el Versalles Gallego. Sin embargo, en este 2020 el esplendor de los camelios pudo ser disfrutado solo por las dos personas que continuaron trabajando durante el estado de alarma para asegurar el mantenimiento de todo este magnífico conjunto. Por tanto, en Oca la primavera quedó secuestrada por el Covid-19, con una belleza más que nunca mantenida intramuros.
Sasanquas, japónicas y reticulatas se van pasando en Oca el testigo en un ciclo que suele ir de octubre a abril. Más avanzada la primavera llegan las flores de rododendros y azaleas, continuando después la paleta cromática de este jardín con las muchas tonalidades de los bulbos de lirios o iris, junto con las hortensias y los rosales, sin olvidar otras muchas plantas de temporada. Por tanto, cuando el Pazo de Oca reabra sus puertas a los visitantes, su jardín seguirá ofreciendo una imagen de esplendor.
