Rubén montó un taller de reparación de vehículos junto a un socio, pero desde hace cuatro años lleva el negocio, situado en el Centro Comercial Pontiñas Gadis, en solitario. Pese a que estamos ante una de las actividades económicas que no se vieron obligadas a bajar la reja de manera provisional, calcula que en este período la cifra de negocio le ha caído en torno a un 80%.
Con buena parte de los vehículos aparcados en los garajes, los cambios de aceite, montaje de ruedas, baterías o pastillas de freno son las tareas con más demanda, mientras que las reparaciones de mayor calado apenas tienen relevancia en su labor diaria. Bouzada ve el futuro del sector con incerteza y estima que la contracción de la economía le repercutirá. "La gente, creo, no va a gastarse mucho dinero en cosas importantes y por ahora las cosas está claro que no van bien". Una vez se levante el estado de alarma, dice, será momento de cambiar muchas baterías al llevar muchos días los coches sin circular. "Es lo principal, porque problemas con los motores y otros mecanismos no tendría porque haber", señala. "Habrá que tirar para adelante, porque, insisto, la gente no creo que sea favorable a gastarse mucho dinero ante la crisis", remarca.
Debido al confinamiento domiciliario, muchos clientes son reacios a acudir personalmente a su taller y por eso él se ofrece a acudir a los domicilios a recoger los vehículos para realizarle las reparaciones o el mantenimiento requerido. Para Todo Motor, las redes sociales son otra vía de comunicación con sus potenciales clientes.
