La tasa bruta de mortalidad mide el número de defunciones por cada 1.000 habitantes y permite ver hasta qué punto una sociedad está envejecida. La media provincial de esta tasa bruta está en 10,09, mientras que en algunos municipios del norte pontevedrés la cifra es el doble. Precisamente, son tres ayuntamientos de Deza y Tabeirós-Montes los que encabezan el podio con la tasa de mortalidad más alta de la provincia: Agolada, con un 22,68; Forcarei, con un 20,38, y Rodeiro, con 20,16.
Aunque en los demás municipios las cifras son mejores, tampoco están por debajo de esta media provincial. Los indicadores demográficos que difundió ayer el IGE referidos a 2018 señalan para Lalín una tasa de mortalidad del 11,95, en la vecina Silleda, de 12,44 y en Cruces, de 13,91. Dozón, el concello más pequeño de Deza, tiene una tasa de 12,14, mientras que en Tabeirós-Montes, la de A Estrada es de 13,74.
La tasa de mortalidad puede relacionarse con el índice de envejecimiento, que es la relación entre los mayores de 64 años y los menores de 20. Y aquí sí que nos damos cuenta de esa falta de relevo generacional, puesto que en Deza este índice es del 226,75%, y en Tabeirós-Montes, del 217,46%. Así, resulta que por cada joven hay dos jubilados. Pero este porcentaje se dispara, de nuevo, en Agolada, con un índice de envejecimiento del 524,83%, o en Dozón, donde escala hasta el 578,81%. Las cifras son más halagüeñas en A Estrada con un porcentaje del 187,34%.
Hablábamos de la falta de recambio generacional. Y es que cada vez la maternidad se retrasa más, y las matemáticas conceden un hijo, de media, por mujer. En concreto, son 0,91 hijos por mujer en A Estrada y Forcarei, 1 en Lalín y Silleda, 1,19 en Vila de Cruces y 0, 34 en Rodeiro, de modo que no hay datos para Agolada y Dozón. En cuanto a la edad en la que una mujer decide ser madre por primera vez, la más baja pertenece a las rodeirenses, con una media de 31,16 años. En el resto de municipios, el promedio se coloca en los 31 años, siendo Silleda la que muestra la edad más alta de las madres primerizas, con 33,26 años. La media provincial está en los 32,68.
Así las cosas, es de esperar que la tasa bruta de natalidad (es el número de nacimientos por cada 1.000 habitantes) no esté, precisamente, entre las más altas de la provincia. La horquilla se mueve entre el 3,75 de Forcarei y el 6,05 de Lalín.
Y en cuanto al primer matrimonio, tampoco suele realizarse antes de cumplir los 30. En las comarcas, por norma, ellas se casan antes que ellos. Veamos qué ocurre en Deza: En Lalín, el primer matrimonio surge cuando ellas tienen 32,8 años y ellos 34,77, mientras que en Silleda la relación es de 31,17 y 35,33 años. En Vila de Cruces esperan más: las mujeres se casan por primera vez a los 34,11 años y los hombres, a los 35,65. En Tabeirós solo hay datos de A Estrada: el primer matrimonio de una mujer suele ser a los 31,92 años, y el de un hombre, a los 35,16. A nivel provincial, el matrimonio acaece cuando ellas tienen 33 años y ellos, 35,3. Y ya que hablamos de matrimonios, la tasa bruta de nupcialidad (la cifra de matrimonios por cada 1.000 habitantes) marca 2,29 para Lalín, 3,57 para A Estrada , 307 para cruces y 3,89 para Silleda. La media provincial es de 3.10.
