Los vecinos de Deza y Tabeirós vuelven a aumentar por tercer año seguido su volumen de vidrio reciclado. La entidad sin ánimo de lucro Ecovidrio acaba de difundir su informe anual por municipios, y de él se desprende que los nueve ayuntamientos entregaron, en conjunto, 1.485,50 toneladas. Son 82 más que en 2018, y ello se debe a que la entrega mejora en todos los concellos, sin excepción.
Sobra decir que las cifras más altas, y también los mayores incrementos, corresponden a las dos cabeceras comarcales. Esto puede hacernos pensar en la necesidad que puede haber de iglús en las zonas más rurales de los municipios más pequeños. Pero volvamos a Lalín y A Estrada. La capital dezana recicló el año pasado 400,78 toneladas de vidrio, unas 22 por encima de las 378 que había entregado en 2018. En Lalín hay ahora mismo 186 contenedores para entregar vidrio, que son 5 más que en 2018. La ratio de reciclaje en este municipio es de 19,8 kilos por habitante, justo un kilo más que la ratio del ejercicio anterior. Mientras tanto, en A Estrada el volumen de retirada es de 448,43 toneladas, 26 más que las 422,69 del año precedente. Con estas cifras, la entrega media por habitante y año es de 21,8 kilos, también por encima de los 20,4 del penúltimo balance. A Estrada dispone de 129 contenedores, tras haber incorporado cuatro nuevos.
En este ranking de reciclaje, Silleda ocupa el tercer puesto, con sus 186,67 toneladas retiradas para una reutilización. Sube menos que en los dos casos anteriores, puesto que gana solo 8 toneladas frente a las 178,24 de 2018. Cada vecino entrega, de media, 21,4 kilos de vidrio para reciclar. Es, como en Lalín, justo un kilo más que en 2018. En los últimos meses, Trasdeza colocó cuatro nuevos iglúes, como en A Estrada, de modo que ahora mismo dispone de 103. Y no es Vila de Cruces, sino Cerdedo-Cotobade, el que secunda a Trasdeza en cuanto a vidrio reciclado, con 135,91 toneladas, 13 por encima de las de 2018. Este municipio fusionado mantiene los 84 colectores que tenía en 2018. De media, cada vecino aportó 23,8 kilos, frente a los 21,1 de 2018.
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En cuanto a la citada Vila de Cruces, sus residentes reciclaron 108,61 toneladas, 3 por encima de las de 2018. Esto da una media, por vecino, de 20,7 kilos, ligeramente superior a las 20,1 del informe anterior. En Cruces en 2019 solo se incorporó un contenedor más, para llegar a los 46.
Y de Deza a Terra de Montes, donde los forcaricenses entregaron 79,14 toneladas, unas 2,5 más que en 2018. Es una tímida subida que deja la ratio en 23,3 kilos por habitante, mientras que en 2018 estaba en los 22,4. En Forcarei solo se aumentó un contenedor más, de modo que sus residentes disponen de 43.
Y, por último, los tres concellos menores de Deza. Rodeiro tiene una contribución modesta, con 60,65 toneladas, pero son 5 más que en 2018 y sin haber aumentado sus 41 iglúes. Por eso, este municipio tiene la tasa más alta de entrega por habitante, con 24,8 kilos. En 2018 ya ocupaba el tercer puesto, con 21,9 kilos. Su vecina Agolada aportó 56,11 toneladas, solo casi una más que en 2018. La media es de 23,9 kilos por residente, sutilmente por encima de los 23,3 del ejercicio precedente. En Agolada funcionan 30 contenedores, tras haber incorporado 3. En Dozón sus vecinos calcan los 8 que tienen desde 2017. Reciclaron 9,2 toneladas, frente a las 7,06 de 2018. La proporción es de 8,5 kilos por vecino. Antes estaba en los 6,3.
