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"En esto aprendes llevando castañazos"

El estradense Antonio Pequeño compró su primera yegua al alcanzar la mayoría de edad y ocho años después dirige su propia ganadería en Couso y compite a nivel nacional

El ganadero estradense posa con una de sus monturas durante un concurso.

El estradense Antonio Pequeño explica que inició su ganadería "de la nada". Fue su pasión por los caballos lo que lo llevó a dar el paso, cuando nunca había tenido animales de este tipo en la casa familiar. Tuvo que esperar sin embargo a tener los 18 años para poder dar el paso y comprar su primera yegua, de seis meses. "Recuerdo que la compré justo después de sacarme el carné de conducir. Necesitaba esperar a tener el dinero para comprarla y un sitio para meterla. Si no llego a empezar tan pronto ahora seguramente tendría algo más de dinero", bromea. Ocho años después de adquirir aquella pequeña yegua, dirige la Ganadería Antonio Pequeño, en la que actualmente tiene dos potros y dos yeguas, algunos de los cuales utiliza para competir en concursos morfológicos a nivel nacional. Según explica, es el único ganadero estradense que compite en competiciones de ese nivel, especialmente por el alto coste que suponen.

Antonio Pequeño tiene su pequeña ganadería a solo unos metros de la iglesia de Couso. Allí, pegado a su casa, encontró el espacio para dar rienda suelta a su hobby. A partir de esa primera yegua fue adquiriendo nuevos ejemplares, aunque tuvo que enfrentarse a su falta de experiencia. "Me junté con gente que lleva tiempo metida en este mundo y me leí muchos libros. Sin embargo, como más aprendes es llevando castañazos. Cuando compras algo y te engañan terminas aprendiendo la lección", explica el ganadero estradense.

Empezar sin nada no fue fácil, ya que, además de mejorar sus instalaciones, tuvo que adquirir más caballos. Al ser de pura raza española estos pueden superar los 3.000 euros. "Si es un potro guapete tiene más valor. Los negros también tienen un precio más alto. A otros les gustan más los tordos... Hay cosas que suben el precio".

El ganadero tuvo claro desde el inicio de su aventura que una de sus metas era competir en concursos morfológicos y de movimientos con sus caballos. Desde muy pronto comenzó a dejarse ver en diferentes competiciones, tanto a nivel autonómico como nacional. Este camino se vio cortado el año pasado por una lesión en el tobillo que le impedía incluso presentar a los caballos. Este año sin embargo su objetivo es regresar con fuerza, no descartando incluso la opción de salir fuera de España. Para poder competir, Pequeño cuenta con la ayuda de un grupo de amigos, ya que es necesario tener "asistencia" para poder participar con algo de garantías. En algunos caso, son varios criadores los que se ayudan unos a otros cuando van a las competiciones.

A mayores de sus caballos, Pequeño también tiene su "capricho" un Pony Welsh de raza inglesa pura. Un semental que es una rareza en Galicia y que ha sido su última adquisición.

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