Carmen Ferreiro Porto inició sus estudios de matrona con 21 años y desarrolló su labor profesional durante más de 40 años en el ambulatorio estradense. Seguía así los pasos de su madre, María Porto Picáns, más conocida como "María da Clínica", de quien heredó el "apellido" para convertirse en "Carmiña da Clínica".

María Porto inició sus estudios de enfermería en el año 1935, empezando a trabajar después de aprobar en la clínica estradense de los hermanos Saturio y Manuel de la Calle. Tal y como recordó muchos años después la propia Carmen en un artículo que escribió para A Estrada. Miscelánea Histórica e Cultural, fue su madre la que quiso que siguiese sus pasos como matrona a pesar de sus intenciones de estudiar Magisterio. Acabado el bachiller comenzó a ayudar a su madre en los partos a domicilio, terminando la carrera cuando cumplió los 21 años.

A partir de ahí inició una larga trayectoria como comadrona y enfermera en la que atendió a los partos de numerosas generaciones de estradenses, labrándose fama por su carácter amable y generoso. "Siempre pensé que si algún día me moría una parturienta, dejaría la profesión de matrona, pero, gracias a Dios, nunca sucedió", explicaba en su artículo al tiempo que recordaba muchas de las dificultades a las que se tenía que enfrentar en su trabajo como comadrona a domicilio. El fallecimiento de los niños era la peor parte de un trabajo que sin embargo le dejó "grandes alegrías". A lo largo de su carrera "Carmiña da Clínica" tuvo que convivir con las supersticiones populares, la incomprensión de la gente y ayudar a dar a luz en lugares y condiciones inesperadas. Sus mejores recuerdos eran sin embargo para las veces en las que su labor e incluso su cabezonería terminaron salvando a un niño recién nacido.

En la jornada de ayer fueron muchos los estradenses que despidieron en la iglesia de San Paio a una mujer que escribió una importante parte de la historia de A Estrada.