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Alto el fuego en la alameda

Emisores de ultrasonidos mantienen a raya la polémica sobrepoblación de estorninos

Los árboles en los que se asienta esta colonia están sobre la zona de juego infantil. // Bernabé/J.C.Asorey

No puede decirse que hayan firmado un armisticio pero, al menos, semejan dispuestos a un alto el fuego. La nutrida población de estorninos que escoge la alameda municipal de A Estrada como campamento base parece haber dejado estos días de bombardear la recién estrenada zona de juego infantil, un área colocada justo debajo de los árboles en los que esta colonia de aves se detiene a descansar.

Detrás de esta tregua están los nuevos dispositivos de ultrasonido colocados por el Concello de A Estrada para poner remedio a la desagradable huella que estos pájaros dejan en bancos y elementos de juego. Los recién estrenados tuvieron que someterse a una profunda limpieza antes incluso de recibir a sus primeros usuarios. Sin embargo, en los últimos días parece que estas estructuras se están librando del fuego a discreción que abrían los estorninos nada más asentarse en esta zona arbolada.

Al ser preguntado por la solución adoptada, el edil Juan Constenla explicó que se instalaron emisores de ultrasonido en lugares estratégicos para cubrir la zona de asentamiento de estos pájaros. Indicó que funcionan por un detector de movimiento, de tal manera que cuando los pájaros se colocan en las copas de estos árboles, se activa una señal acústica no perceptible por el oído humano pero que invita a estos escuadrones a batirse en retirada. Con ello, los estorninos no llegan a ponerse cómodos en las ramas de estos árboles y emprenden pronto el vuelo, sin depositar sus excrementos sobre una zona que disfrutan estos días con pasión los niños estradenses, después de meses privados de parque.

Desde el Concello se asegura que la estrategia está permitiendo al Concello ganar la batalla. Todos los días se comprueban los resultados y se insiste en que los juegos aparecen libres de excrementos, si bien no se puede evitar que alguna que otra paloma depare en vuelo alguna desagradable sorpresa.

El problema generado por la sobrepoblación de estorninos en la alameda de A Estrada puede parecer solo una anécdota pero estos pájaros llevan años poniendo en jaque al Concello. Hace más de una década el ayuntamiento colocó un ahuyentador que simulaba el canto de hasta ocho aves depredadoras. La medida funcionó hasta que los pájaros dejaron de ver en este sonido una amenaza real. Se acostumbraron a él y forzaron una retirada. Más tarde se apostó por una poda en profundidad de los árboles en los que se asentaban estas aves, que no tardaron en volver cuando las ramas crecieron nuevamente. La discreción no es una de sus virtudes. La zona en la que se asienta esta colonia es siempre campo completamente minado. El Concello se apunta ahora una batalla a su favor. Habrá que esperar si le da la victoria en esta ya larga guerra.

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