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Un recuerdo en el peaje del olvido

Tras desaparecer de la alameda, la mítica pérgola de los jardines estradenses sigue almacenada sin previsiones de reubicación

Retirada de la pérgola, el pasado diciembre. // Bernabé/Cris M.V.

Tuvo su momento de protagonismo y ahora no tiene quién le escriba. La mítica pérgola de los anteriores jardines municipales de A Estrada hizo que se elevasen muchas voces en su defensa cuando se programó retirarla de la que fue su casa en las últimas décadas. Sin embargo, una vez desmontada y almacenada, a este elemento le tocó pagar el peaje de todo aquello que no se ve: el olvido.

Lo reconoció el propio alcalde, José López Campos, en un pleno. Concretamente, en la sesión correspondiente al mes de julio el regidor respondió a las preguntas del BNG apuntando que "nadie pregunta por la reubicación de la pérgola". Señaló el mandatario que el Concello tiene este bien en custodia y que analizará dónde podría emplazarse. Transcurrido mes y medio de esta respuesta, la situación no ha cambiado y todavía se desconoce si la pérgola saldrá de su retiro algún día y en qué lugar podría tener una segunda oportunidad de embellecer un descanso a la sombra.

Dos fueron las opciones que se plantearon para este elemento cuando le tocó batirse en retirada. El primero que se planteó fue la Praza da Inmaculada, en el entorno de la iglesia parroquial de San Paio. El segundo, la propia alameda municipal, después de la reforma. Por esta última opción pareció decantarse finalmente el gobierno, llegando a asegurar que este elemento sería recolocado justo al otro lado del parque, facilitando una zona de sombra en los ampliados jardines.

Sin embargo, las obras de la alameda se completaron, se estrenaron hace meses y la pérgola sigue durmiendo el sueño de los justos. En realidad, sobre el terreno no se vislumbra -al menos de momento- un lugar en el que parezca tener encaje, ni espacial ni estético.

La estructura que ahora reposa por piezas numeradas en un almacén municipal se instaló entre los jardines municipales y la Praza da Constitución en la década de los 60. Sin embargo, el proyecto de la nueva alameda apostó por no interrumpir la apreciación visual de los dos elementos catalogados y protegidos por Patrimonio: el edificio del Concello y el palco de la música. Es por ello que se resolvió suprimir la pérgola que había sido levantada entre ambos. En el momento en que se anunció la retirada de esta estructura se generó un importante debate social, entre quienes defendían que la pérgola no debía abandonar su enclave original y quienes ofrecieron ubicaciones alternativas. La nostalgia movió a muchos a reclamar que se quedase en su lugar y el gusto por los espacios abiertos y el entendimiento de que podría significar una interrupción visual entre los citados elementos hizo que otros comprendiesen que se recolocase.

El hecho de que no se emplease la fase final de los trabajos de reforma de los jardines para reubicar este elemento patrimonial hace pensar en que la alameda no será el lugar escogido para que luzca, si bien es esta una cuestión que corresponde confirmar al gobierno.

El ancla

Otro elemento que dijo adiós con el inicio de las obras de expansión y reforma del "pulmón" del casco urbano y del que nunca más se supo fue el ancla que se encontraba en el acceso a la alameda, a la izquierda. Fue regalada a los estradenses en la década de los 80. Su placa rezaba: "La Armada a La Estrada". El que sí encontró encaje en el nuevo proyecto y luce ya con su espacio propio fue el monolito que recuerda al escritor Marcial Valladares, colocado con motivo de la celebración de las Letras Galegas de 1970. Este recuerdo del ayer pudo esquivar el peaje del olvido.

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