La sangría demográfica afectó a todas las parroquias de Dozón el año pasado, a diferencia de lo que había sucedido en 2017, cuando, sorprendentemente, todas habían elevado su padrón. El municipio más pequeño de la comarca vuelve, de este modo, a la senda regresiva de los últimos años, una evolución muy pareja a la de sus vecinos de Rodeiro y Agolada. En este caso, su caída es mayor, pues pierde 69 vecinos, que le suponen un 5,8%, y queda en 1.110. Le sigue Agolada, que cede 61 habitantes (2,5%) para quedar en 2.370, mientras que Rodeiro tenía 2.509 a 1 de enero de 2018 -último dato oficial del INE-, tras ceder 58 residentes (2,2%).
Hasta 17 de las 20 parroquias que conforman el municipio rodeirense ven mermada su población, es decir, el 85% del total, un porcentaje únicamente superado en Deza y Tabeirós-Montes por el ya mencionado pleno de Dozón. San Xoán de Camba lidera la caída, al dejarse en un solo año una docena de empadronados. Por el contrario, la parroquia de Rodeiro gana siete y Salto tiene tres más. Fafián se mantiene.
La evolución por parroquias es también negativa en Agolada, aunque no tanto. En este territorio son 18 las que retroceden desde el punto de vista demográfico, el 75% de un total de 24. Ventosa, con 17 vecinos menos, se lleva la palma, si bien su porcentaje (6%) es muy inferior al que presenta Merlín, tras reducir su censo en ocho (17,3%), e incluso al de Berredo, con siete menos (7,2%). En cambio, hay ocho parroquias en positivo: Borraxeiros, que gana ocho vecinos; Eidián, tres; Trabancas, dos; y Basadre y Val, uno cada una. Continúa igual Brocos.
Las ocho unidades territoriales de Dozón están en números rojos, tal como refleja el Nomenclátor que divulga anualmente el Instituto Nacional de Estadística. La mayor caída corresponde a Sanguiñedo, con once residentes menos (10,7%), seguida muy de cerca por Bidueiros, con una pérdida de trece censados, que equivalen al 9,8%, y A O, con veinte menos (8,7%).
Ni siquiera las tres capitales municipales presentan un comportamiento demográfico positivo, como sí ofrecían un año antes. Rodeiro es la única que se salva, tras ganar once, y se consolida por encima de los 300 habitantes -barrera que había rebasado en 2017-, con 324. Además, la parroquia homónima a la que pertenece es la más poblada, a uno de los 400 habitantes; ninguna de las demás alcanza ya los 200. Agolada, que entonces solo había ganado un empadronado, ahora cede cuatro y baja a 425, si bien todavía es, con diferencia, el núcleo más poblado de los tres municipios más pequeños de la comarca. La parroquia en la que se encuentra, Ferreiroa, sigue siendo la más poblada de los tres municipios y la única por encima del medio millar (511), aunque también cae; luego figuran Ventosa (262) y Borraxeiros (244). El núcleo urbano de Castro, en Dozón, cuenta con 128 empadronados, ocho menos que un año antes, y la parroquia a la que pertenece (A O) se sitúa en 208, la segunda más poblada después de O Sisto (260).
Aldeas en riesgo
Hay 116 aldeas en peligro de desaparición, por tener menos de diez vecinos; son cinco más que en 2017. Rodeiro incorpora tres a esta tesitura, pues Vilarmaior (Az), Pescoso, Veigas (Rodeiro) y Granxa (Salto) se unen a la lista, de la que sale O Campo (Riobó). Agolada totaliza 51, tras sumar Órrea, Souto (Sexo) y Romariz (Trabancas); llama la atención As Penelas (Borraxeiros), que pasa de dos a ocho residentes. Por último, Dozón baja a trece sus aldeas en riesgo, pues Eirelo (Sanguiñedo) gana dos habitantes y alcanza la decena.
Además, repiten como lugares vacíos: San Xoán de Camba, Remesar (Carboentes), Devesa (Río), Vila do Fondo (Riobó), Devesa (Rodeiro), Casardixo y Souto (Salto), Cendoi, Quintas y Traspenas (Artoño), Casas Novas (Bais), A Torre y A Ponte do Muíño (Borraxeiros), Casquive (Carmoega) y Bouzas y Cardoufe (Sanguiñedo).
