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El empleo en el ladrillo en Deza y Tabeirós-Montes

La construcción remonta en las comarcas, pero genera 1.500 empleos menos que hace diez años

El sector da trabajo a cerca de 2.500 personas, si bien su progresión se ciñe sobre todo a Lalín y en menor medida a A Estrada y Cerdedo-Cotobade -Nueve de cada cien vecinos en activo están ligados a este gremio

El sector del ladrillo está remontando en las comarcas después de unos años en los que la construcción sufrió un parón a consecuencia de la crisis, que provocó la destrucción de cientos de empleos. El incremento en la recaudación del Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) por parte de los ayuntamientos es un indicador que ejemplifica la remontada de un sector que cerró el año pasado dando empleo a cerca de 2.500 personas.

No obstante, en la construcción trabajan todavía 1.510 vecinos menos que hace una década, cuando el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ya era algo más que una constatación de que el vertiginoso ritmo que tenía este gremio tarde o temprano debería frenar. Las consecuencias fueron evidentes y la sobreoferta de viviendas supuso que una década después no se hayan ocupado ni de lejos las que quedaron sin inquilinos.

Deza y Tabeirós-Montes despidió el pasado año con exactamente 2.481 afiliados a la Seguridad Social que cotizan en este sector. Este balance refuerza el paulatino incremento de este gremio, cuyo crecimiento se constata, también, en el último año. El empleo en la construcción crece, pero ni mucho menos en todos los municipios de las comarcas. De las 66 altas a mayores contabilizadas en doce meses, Lalín aglutina gran parte de las mismas, con 47 más de las 699 que tenía a finales de 2017. En A Estrada, el concello de la zona con más trabajadores en la construcción, el incremento es casi anecdótico al sumar cuatro cotizantes respecto a los 765 de entonces. Más suben los empleados en el sector del ladrillo, sobre todo en términos porcentuales, en Cerdedo-Cotobade, que pasa a contabilizar 235, tras sumar 19 en un año. En Forcarei son 128 los empleados en este agente dinamizador de la economía, uno a mayores.

En los demás territorios de Deza y Tabeirós la situación es a la inversa y pierden afiliaciones en la construcción. En el caso de Silleda son uno menos y bajo este régimen cotizan un total de 288 trabajadores. La misma situación se produce en Vila de Cruces, que ahora mantiene a 171 vecinos con un empleo ligado al ladrillo. En Rodeiro son los mismos 55 que había inscritos doce meses antes y en Agolada la cifra baja en tres casos y mantiene a 62 empleados. En Dozón, como acontece en Rodeiro, el censo de empleados en este gremio no sufre variaciones en doce meses y siguen activos un mismo número; en este caso, 27. Hay que tener en cuenta, al margen de la evolución en los cotizantes a la Seguridad Social en la construcción, que en términos absolutos las comarcas ganaron el pasado ejercicio exactamente 582 activos respecto a los habidos en diciembre de 2017.

Pese a la ya mencionada mejoría, la actividad de este sector está todavía demasiado lejos respecto de los registros que mostraba hace una década. Es más, en este sentido sí existe una postura unánime en cuanto a la pérdida de empleos en la construcción. Diez años atrás, como ahora, A Estrada lideraba las altas en esta importante parte del mercado laboral, al sumar 1.222 trabajadores vinculados a la construcción. Es decir, en estos 120 meses se perdieron 453 activos. Lalín cedió 390, pues entonces aglutinaba a 1.136 cotizantes. El promedio más elevado se da en Silleda, porque diez años atrás tenía 203 activos más de los 288 actuales. En Vila de Cruces son 150 menos sobre los 321 empleados del sector del ladrillo de hace una década. En el caso de Cerdedo-Cotobade tomamos como recurso los cotizantes que tenía cada uno de los dos concellos antes de su fusión y los del cierre del pasado curso, ya como administración pública única. Pues bien, si el último censo divulgado por el Instituto Galego de Estatística (IGE), indica que son 216 los trabajadores de este gremio, mientras que diez años antes había hasta 133 más.

Por otro lado, los municipios de menor entidad poblacional tampoco fueron capaces de eludir la caída en las contrataciones en la construcción. En Rodeiro había hace una década 31 empleados más de los 55 activos y en Agolada eran 64 a mayores de los 62 contabilizados por la administración económica. En este caso la pérdida de cotizantes en la construcción es más que llamativa, pues estamos hablando de un recorte superior al volumen total de los que quedan ahora en activo. En Dozón, con 27 empleados en el ladrillo, hace una década eran 43. Finalmente, Forcarei perdió 70 trabajadores sobre los cerca de dos centenares de hace una década.

Si nos centramos ahora en el montante absoluto de cotizantes a la Seguridad Social hay que señalar que en diciembre de 2008 eran un total de 27.525 los vecinos de las comarcas que estaban en activo, es decir, 1.635 más que diez años después. La recuperación de la economía se traduce en una reducción del número de parados -en los años más duros de la crisis llegó a haber hasta 5.000 afiliados menos que antes de apareciese-, si bien la temporalidad y el empleo precario también afecta a los ciudadanos de esta zona. Solo cinco de cada cien contratos son indefinidos.

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