El informe encargado por el Concello apunta a que la conexión en transporte público del núcleo urbano y el rural es muy pobre, tanto en itinerarios como en frecuencias y horarios.

Este problema, señala, se agrava con la tendencia del envejecimiento poblacional y por eso razona que en algunas zonas de España los problemas de movilidad del zonas rurales con escasa densidad de población se solucionan mediante la implantación de los llamados taxis rurales. Este servicio se articularía mediante la implantación de una tarjeta o bono de transporte público. Funcionaría con un teléfono al que deberían llamar los usuarios el día laborable anterior al servicio, recogiendo y dejando este transporte a los clientes en las paradas fijadas en cada zona del rural. Estos viajes estarían subvencionados por el Concello -en función de la renta de cada usuario- y cada usuario dispondría de una tarjeta con un saldo relacionado con su zona de residencia o ingresos. El uso de este taxi-rural podría hacerse de manera individual o compartida con otros usuarios.