No ha sido agua de mayo, pero casi. Los 102,8 litros por metro cuadrado (l/m2) que cayeron sobre Lalín desde el pasado miércoles y hasta anteayer lunes rompieron con una racha de sequía que se arrastraba desde casi la mitad del invierno. Esos más de 100 milímetros en seis días superan los 93 que se registraron en el casco urbano lalinense durante todo el mes de marzo, y ayudarán a incrementar la cosecha de forraje de hierba. "Nos hacía mucha falta esta lluvia, porque si abril fuese también seco, tendríamos un problema" apunta el secretario comarcal de Unións Agrarias, Román Santalla.
La lluvia obligó a muchas explotaciones a paralizar la tarea de ensilado, pero para las que aún no comenzaron el único riesgo es que la hierba pueda encamarse, explica Santalla. La sequía que atravesaba el suelo es tal que los aguaceros caídos no van a provocar que se pudra ni la hierba ensilada ni las patatas recién sembradas. "En la comarca, solo está sembrado entre el 1 y el 2% de la cosecha de patata. En Tabeirós sí puede haber un porcentaje más alto", explica Santalla, así que lo único que provocaron las primeras trombas de abril será el retraso en la siembra de este alimento.
Donde sí se nota un mayor efecto de las trombas de agua es en los frutales. Manzanos, cerezos y plantas ornamentales adelantaron su floración entre 15 y 20 días debido a las altas temperaturas de febrero y marzo. Y con el calor, despertaron también las reinas de Vespa velutina, que en esta fase de construcción de nidos primarios se alimentan de estos árboles y, también, de camelias y rododendros. Pero con la llegada de las borrascas de abril, el termómetro se desplomó a casi los cero grados, haciendo acto de presencia las nevadas. Las lluvias se llevaron por delante buena parte de la floración. "La helada por el momento no puede influir, pero es que además hay una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, y esto puede provocar que incluso no haya cosecha de determinadas frutas como manzanas, cerezas o claudias", aduce Santalla.
La floración, como decíamos, es importante para la actividad de la Vespa velutina y también de las abejas. Desde Mel do Saldoiro, Antonio Gómez explica que el tiempo de las últimas semanas ha venido justo al contrario de lo necesario. "Era mejor que no lloviese ahora, sino antes de esos días de calor que hubo en marzo". Peor que estos reveses meteorológicos es el frío y la helada. "La floración aún está empezando y, de todos modos, las abejas aún pueden polinizar otras especies como brezo, silva o castaño", ya en el mes de agosto. Pero el frío de estos últimos días reduce al máximo, cuando no del todo, la actividad de los enjambres. Ahora mismo, "hay muchas crías ya en las colmenas, pero las abejas adultas están tirando de las reservas que tienen almacenadas para alimentarlas", y a la espera de que el tiempo les permita iniciar su actividad fuera del panal. Lo que sí detecta Antonio Gómez es la presencia de la especie invasora. "Están cayendo muchas reinas de velutina en las trampas". Por el momento, la avispa mandarina, otra especie exótica de origen japonés, aún no ha llegado a Europa, pero se han detectado ejemplares en China, Taiwan, Indonesia o Corea.
Según las previsiones de Meteogalicia, las lluvias darán una tregua a Deza desde mañana jueves y por lo menos hasta el domingo, aunque las temperaturas se mantendrán sin grandes cambios. Las precipitaciones caídas durante las últimas jornadas provocaron que la presa de Portodemouros aumentase un 2% y cuente ya con 242 Hm3 de agua embalsada, es decir, el 81,4% de su capacidad. Las precipitaciones superan a las de todo el mes de marzo también en la estación cruceña de Camanzo, ya que en estos seis días de lluvia de abril se recogieron 97,9 l/m2, frente a los 93,7 de todo el mes anterior. En Forcarei, la estación de Pereira sigue erigiéndose como la más lluviosa de la zona: en esta primera semana registró 125,6 milímetros de precipitaciones, que quedan lejos de los 167,4 de todo marzo pero dan una idea de los aguaceros con que comenzó el mes. Para percatarnos de los efectos de las precipitaciones, basta con ver que el río Deza anteayer llegó a un pico de caudal máximo de 45 metros cúbicos por segundo, cuando la media no suele pasar de los 15.
