El sexto número de la revista poética Olga, la Revista de Poesía Galega en Madrid -gestada al calor del Grupo Bilbao de escritores gallegos afincados en la capital de España- rinde tributo al movimiento musical Voces Ceibes, con motivo del cincuentenario de su fundación (que se cumplió el pasado año).

Y es que la revista -cuyo consejo de redacción conforman desde su fundación Vicente Araguas como director, Rafa Yáñez como subdirector y el estradense Manuel Pereira Valcárcel como secretario, incorporándose con posterioridad al equipo dos lectores de la Universidad Complutense en Madrid Lidia Teixeiro y Ricardo Pichel- entiende la poesía en sentido amplio. Es de sobra conocida la vinculación entre poesía y música. "Non hai música que non teña poesía", resume en el prólogo "Voces no aire" del volumen Araguas, a la postre antiguo componente de Voces Ceibes. Muchas de las canciones de este movimiento de protesta -no era un grupo musical al uso- eran textos poéticos de autores tan reconocidos como Celso Emilio Ferreiro, Curros Enríquez, Amado Carballo, Luis Pimentel o Antón Tovar.

En esta ocasión, el consejo de redacción de Olga ha querido incidir en la importancia de un movimiento que -según hizo notar ayer Pereira- se situaba en la línea de la nueva canción catalana, de la canción castellana y del movimiento musical existente en el País Vasco a finales de los sesenta. Como ellos, también Voces Ceibes tomaba postura y demostraba el compromiso de toda una generación en torno a una música que se pretendía gallega, preocupada por el idioma gallego y con una base social frente a otra música coetánea más comercial, como la de Ana Kiro o Juan Pardo.

Voces Ceibes surgió aunando las voluntades de universitarios que se movían en los círculos más contestarios, reivindicativos de la democracia y de la libertad en general. Su compromiso -en un momento de efervescencia política, lingüística y cultural- hizo brillar en Galicia la canción protesta. Y motivaba su relación con otros movimientos similares coetáneos que se estaban produciendo en Portugal y en otras partes de España, con exponentes de la canción comprometida de entonces como el portugués José Afonso o los españoles Víctor Manuel, Ana Belén y Rosa León cuando estos todavía no eran los artistas consagrados que llegarían a ser después. Nombres como Suso Vaamonde, Bibiano Morón, Benedicto García Villar, Miro Casabella, Xavier González del Valle, Xerardo Moscoso, Guillermo Rojo, Xaime Barreiro, Tino Álvarez y el propio Vicente Araguas hicieron que Voces Ceibes grabase su nombre a fuego en la memoria colectiva de Galicia.

"Eran a voz do pobo (musicaba Benedicto) que se erguía contra o vento da inxustiza (escribía Guillermo), espertando as conciencias daquel poema triste (cantaba Araguas) que escribía a ditadura, e esparexían a esperanza de ver un futuro co Grândola no corazón", subraya Sheila Fernández Conde en su artículo "50 primaveras de canción e protestas". Como ella, también analizan su labor Sonia Barboni (se centra en música y letra), Joâo Carlos Callixto (abordando la relación entre la música gallega y la portuguesa), Xosé María Dobarro (repasando sus recitales previos a la declaración del estado de excepción), Xan Fraga (cuyo artículo hace notar que Voces Ceibes "representaba" la "canción protesta, social, política" y de intervención que, precisamente, por su grado de compromiso pese a la represión franquista no permitía profesionalizarse a autores como Miro Casabella, "silenciado en numerosas ocasións"), Xoán Guitián (sobre Benedicto García Villar Ito) y Fernando Valiño (con su " Voces Ceibes esqueceu a gaita").

El volumen se presentará a las 19.30 horas del lunes en la Casa de Galicia de Madrid, contando con la intervención de Vicente Araguas, director de la revista y antiguo integrante de Voces Ceibes.