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Crearán un área de recreo en terrenos en los que hace 30 años se proyectó un camping

Entre as Pontes logró la cesión de más de cuatro hectáreas de bosque autóctono - Planea avanzar la actuación para junio - Apostará por el Samaín como uno de sus muchos reclamos

Arriba, imagen de la zona de bosque. Abajo, área de playa con patos salvajes y el puente medieval como telón de fondo.

La asociación Entre as Pontes continúa su trabajo para poner el valor el entorno del puente medieval de Pontevea -declarado Bien de Interés Cultural (BIC) a finales de 2017- y las riberas que baña el Ulla en los municipios de A Estrada y Teo. El colectivo está centrado ahora en la creación de un área de recreo en terrenos en los que hace 30 años se proyectó la apertura de un camping, una superficie de más de cuatro hectáreas surgida tras el proceso de concentración parcelaria en la zona.

El presidente de Entre as Pontes, Pedro Castañeda, explicó que en esta amplia extensión se realizó en el año 1989 una plantación de árboles autóctonos, concretamente de robles y abedules, llegando a practicarse las acometidas de luz y agua con la pretensión de explotar los terrenos para la creación -según los datos que baraja la asociación- de un camping con unas 300 plazas. Recordó que eran años en los que la playa fluvial que el Ulla brinda en este paraje era muy concurrida. Sin embargo, los promotores desistieron finalmente de poner en marcha esta actividad. Entre as Pontes cuenta desde hace un tiempo con la cesión de estos terrenos, finca por la que pasará a abonar próximamente una suma anual.

"La gente no ve lo que hay ahí dentro", subrayó Castañeda. Incide en que se trata de un bosque autóctono de gran valor paisajístico y medioambiental, a escasa distancia del BIC que comunica sobre el Ulla los municipios de A Estrada y Teo. En estos terrenos la asociación planea un acondicionamiento generalizado del propio entorno natural, la creación de un merendero, una zona de aparcamiento y varios accesos. La pretensión de la asociación es que la gente pueda acudir a disfrutar del bosque y del rico entorno natural en que se asienta. "Es un bosque gallego 100%. En cuatro hectáreas de terreno solo hay una única pieza invasora", remarcó Pedro Castañeda. Apuntó que se está tratando ahora de perfilar el trabajo que se hizo en su momento y que se buscará reparar el perímetro. "Se trata de crear un área recreativa muy potente al lado del puente medieval", subrayó el presidente de esta asociación, que estimó que el paraje es idóneo para la realización de eventos y, de manera excepcional, incluso para acompañarla de alguna acampada puntual.

Aunque todavía queda trabajo por hacer, Entre as Pontes programa poder poner a disposición del público esta nueva área recreativa junto al Ulla para el próximo mes de junio. El colectivo apuesta por fijar en el entorno que está recuperando la celebración del San Juan. Además, Castañeda trasladó que la asociación apostará por el Samaín como una fiesta que buscarán consolidar para este área concreta. Señaló el arbolado y los recovecos de estas especies arbóreas como propicias para la configuración de una ambientación apropiada para esta celebración. "Da juego para un pasaje de terror porque el bosque es grande", apuntó. Incidió en que todavía la tradición de celebraciones del Samaín -aunque reivindicó su diferenciación con respecto a Halloween- no está tan asentada y apostó por aprovechar "ese hueco en el mercado festivo".

El entorno en el que trabaja esta asociación se ve acompañado por la amplia superficie de zona de baño que el colectivo recuperó y que reunió a alrededor de 300 bañistas el algunas jornadas de estío. Al disfrute de este entorno se suman las rutas de senderismo junto al Ulla o la presencia de una isla en el cauce como uno de los atractivos del paraje.

Entre la playa fluvial que se abre junto al puente medieval de Pontevea y la de Copacabana se busca conferir una imagen de conjunto, de paseo y de disfrute. Son unos 400 metros de paseo y buena parte están ya acondicionados. La recuperación propiciada en este entorno se embellece de un tiempo a esta parte con la presencia habitual de patos salvajes, una estampa que se achaca a que los patos tiene ahora un entorno despejado, sin las ramas de los árboles caídos que, antes, enraizaban por sus dos extremos. Inciden en que el paraje ofrece una paz absoluta para estas aves y una zona ideal para su alimentación.

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