La acusación del Partido Popular de supuestos favoritismos en la concesión de licencias municipales de obra a personas afines al gobierno -también miembros del ejecutivo o deslizando graves acusaciones en este sentido con el propio alcalde como implicado- fue una de las cuestiones a las que la práctica totalidad de los oradores aludió. Si Carmela Silva advirtió de que la política no podía convertirse en un campo de batalla y dijo sentirse "indignada con el PP de Silleda" por sus mentiras y calumnias, Manuel Cuíña señaló que esta estrategia de los populares alcanzó su primer punto de inflexión cuando cuestionaron el proyecto del nuevo campo de fútbol de A Bandeira y la urbanización del entorno de A Gandareira.

Nada que esconder

"No tenemos nada que esconder, que temer ni de que preocuparnos", proclamó en alusión a las acusaciones del PP sobre la gestión de la política urbanística. Sobre la obra del estadio de la localidad bandeirense señaló que los populares llegaron a llevar este asunto a la Diputación provincial, mostrando así, a su juicio, que anteponen la estrategia de partido al bien común, máxime, dijo, cuando este proyecto se plasmó como uno más de los de la institución provincial. "Hoy tenemos aquí a 300 personas y eso es, quizá, lo que le duele a algunos y por eso hacen esas críticas", declaró Manuel Cuíña, recibiendo una atronadora ovación de los presentes. El alcaldable, que excusó a Carmela Silva por no poder quedarse ayer a comer el cocido que se servía en el menú, le advirtió de que el 27 de mayo del próximo año le cursará otra invitación, en la que llevará escritas algunas demandas para Silleda del gobierno provincial. Para el PSOE ayer comenzó en Trasdeza no solo el camino hacia una nueva victoria en la localidad, sino la travesía para alcanzar el poder en Galicia.