"El pasado 4 de noviembre, con el patio de butacas del Auditorio de Galicia en pie ovacionando a la banda mientras se desvanecían las resonancias del último acorde de la Sinfonía de Barnes, estábamos muy lejos de pensar que esa actuación supondría el fin de un ciclo, un final tan dulce como amargo". Con estas palabras resumía ayer el presidente de la Banda de Lalín, Alejandro Piñeiro, el sentir de la formación ante la marcha de la que fue su "más que querida" directora durante los últimos tres años, Isabel María Rubio Molina.

La percusionista de Águilas (Murcia) se va para continuar su trayectoria trabajando y formándose de la mano del prestigioso director de orquesta Cristóbal Soler en Valencia, Cuenca y Alicante, circunstancia esta que hace incompatible su continuidad en Galicia. Su concierto de despedida coincidirá con el de la patrona, Santa Cecilia, programado este año para el domingo 2 de diciembre a las 13:00 horas en el Salón Teatro del Auditorio Municipal de Lalín.

Isabel Rubio tomó la batuta que había dejado vacante el holandés Bram Sniekers, tras una temporada cubierta interinamente por José Luis Taboada Areán. Su confirmación oficial como nueva directora se produjo el 2 de octubre de 2015. Desde entonces, su integración en el pueblo ha sido tal que no solo ha dirigido a la banda, sino también el Coro Infantil Luis Areán, además de haber pregonado las fiestas de As Dores de 2017.

El pasado viernes, en una reunión extraordinaria, se dio a conocer la noticia a los miembros de la banda, que respondieron "con profunda tristeza" a la misma. "Pero al pesar por su marcha no podemos sino añadirle la gratitud y alegría por todo el trabajo que ha llevado a cabo con nosotros desde que se presentara oficialmente en el concierto de Santa Cecilia de 2015", afirman desde la agrupación. "Con ella llevamos a cabo gran cantidad de proyectos por los que siempre apostó firmemente, con total convicción, pasión y entrega -añade Piñeiro-. Ha trabajado como nadie por integrar a los músicos más jóvenes a medida que iban entrando en la banda y ha sabido contagiar de su ilusión y motivación a todos en cada nuevo reto que se emprendía". Así que, concluye, "se va una gran directora, una gran profesional, una persona de firmes principios y grandes valores y, sobre todo, una amiga que para siempre tendrá las puertas y los brazos abiertos en esta su segunda tierra, Lalín".

Balance muy positivo

Su balance tanto en lo personal como en lo profesional ha sido, pues, muy positivo y así lo señala ella misma: "Me he impregnado de tanto aquí en Lalín, en lo personal y en lo musical, que ya me siento en parte gallega. Dejo en Lalín un gran número de buenos amigos con gigantescos corazones. El sonido de la banda es característico, único y especial. Hemos crecido un poco más juntos, cuidad de esta gran familia, porque merece la pena. La Banda de Lalín tiene un presente increíble y les deseo la mayor suerte en el futuro, porque se lo merece. En mí tendréis una amiga para siempre". En la misma medida, toda la familia bandística le desea "mucha suerte" en su nueva etapa y "una carrera llena de éxitos en los que aguardamos que siempre nos tenga un poco presentes, como nosotros la tendremos a ella con todo el cariño".