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El turismo más allá del sol y playa

Las comarcas ofertan más de medio centenar de los 168 alojamientos rurales de la provincia

El negocio en un territorio de interior no acaba de consolidarse -Funcionan menos casas que hace quince años

Encuentro de coleccionistas de marcas de cerveza en una casa rural de Silleda. // Bernabé/Javier Lalín

Uno de los perfiles del cliente de los alojamientos rurales es el de una pareja o una familia que busca un inmueble con encanto, buena comida y disfrutar del paisaje. Estos motivos los cumple, sin duda, el territorio que conforman los nueve municipios de las comarcas. En Deza y Tabeirós-Montes, además de inmuebles enclavados en plena naturaleza o cerca de las rutas jacobeas y una reconocida gastronomía están algunos de los recursos naturales únicos en la provincia, como bosques centenarios o rutas para hacer a pie con las que conocer el rico patrimonio artístico.

Pese a esta carta de presentación el negocio de las casas rurales no acaba de remontar en la zona, donde según los últimos datos oficiales de la Xunta, están abiertas un total de 55 establecimientos de los 168 del conjunto del territorio pontevedrés, con la ventaja para la zona de costa -las comarcas abarcan el principal territorio de interior del norte de la provincia- tienen garantizada la clientela que busca sol y playa. Y indicamos que este sector no acaba de asentarse porque en la zona actualmente hay menos casas rurales que hace quince años, cuando eran 57, dos más que ahora. Pero además es que existe una oferta muy desigual. Así las cosas, nos encontramos por ejemplo el caso de A Estrada, donde operan 21 establecimientos de estas características -llegó a contar con 23 en hace tres lustros-, mientras que en Lalín, una villa semejante, pero con incluso más extensión, solamente hay disponibles tres. En la cabecera comarcal dezana estos tres alojamientos disponen de 18 habitaciones en total y un máximo de 36 plazas. Mientras tanto, en A Estrada son 127 cuartos y hasta 251 plazas de pernocta.

En Silleda hay ocho casas, una menos, y su medio centenar de habitaciones puede dar cobijo a casi un ciento de clientes. Idéntico número de inmuebles hay en Vila de Cruces, con 47 habitaciones y 90 plazas de alojamiento. Las dos de Agolada ofertan un tope de 31 plazas. Rodeiro y Dozón, dos municipios pequeños en población, pero con una extensión razonable, no disponen de este tipo de oferta para sus visitantes. Forcarei es el concello en el que más ha aumentado la oferta de establecimientos rurales, pasando de cuatro en 2003 a los siete actuales, con 33 habitaciones en total y 64 plazas para dormir. En Cerdedo-Cotobade son seis los inmuebles turísticos rurales, que suman 27 cuartos y un total de 54 plazas de pernocta.

Si comparamos los datos del presente año con los del anterior es significativa el recorte en el número de plazas de alojamiento, pese a que en los últimos doce meses cerraron dos casas, según los registros autonómicos, ambas en Rodeiro. Si en 2017 las comarcas disponían de casi 900 plazas de alojamiento, ahora entre todas suman 624.

Hoteles y pensiones

Casi las mismas camas tienen los 16 negocios que operan con licencia de hotel. Son cinco en Lalín, Silleda (4), Vila de Cruces (1), dos en A Estrada, uno en Forcarei y tres en Cerdedo-Cotobade. Mientras tanto, las 16 pensiones se reparten del siguiente modo: Lalín (7), Silleda (7), Vila de Cruces (2), Rodeiro (1), A Estrada (4), Forcarei (3) y dos en el término municipal de Cerdedo-Cotobade.

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