Hace décadas que las comarcas registran un descenso de la población tanto por el recorte de nacimientos como por la emigración de sus vecinos, ya sea hacia las cabeceras comarcales o hacia zonas costeras de la provincia. Un informe de la Consellería de Medio Ambiente sobre la población en áreas poco pobladas (se define así a las que tienen menos de 50.000 habitantes y una densidad inferior a los 100 habitantes por kilómetro cuadrado) indica que en las provincias del este aún tiene cierto peso la población del rural: en Lugo supone el 45,4% del total y en Ourense, el 38,3. Sin embargo, en A Coruña y Pontevedra la relación se desploma: sus vecinos del rural son, respectivamente, el 16,4 y el 8,5%.
El informe de la consellería sigue las pautas del IGE y de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), de modo que distingue cuatro categorías dentro de esas zonas poco pobladas: de densidad alta, si contienen 10.000 o más vecinos; de densidad intermedia, si se mueven entre los 5.000 y los 10.000; de densidad baja, si el abanico oscila entre los 2.000 y los 5.000 vecinos; y de densidad superbaja, si es inferior a los 2.000. Esta densidad superbaja es la que toma como referencia Medio Ambiente para conocer la dispersión de la población en la zona, de modo que solo los tres municipios más grandes (Lalín, A Estrada y Silleda) disponen de núcleos de población en los que sí se supera esa franja de los 2.000 vecinos. Esto explica que la cabecera comarcal de Deza tenga sólo al 33,5% de sus empadronados residiendo en áreas con menos de 2.000 habitantes, mientras que en el caso de A Estrada el porcentaje ya sube al 47,3 y Silleda indica que poco más la mitad de su padrón, el 57,7%, reside en estos núcleos de baja densidad. En los otros seis municipios, el total de sus residentes vive en zonas poco pobladas superbajas. Estos seis concellos de Deza y Tabeirós-Montes engrosan una lista de 11 municipios de Pontevedra que carecen de un núcleo con más de 2.000 habitantes. Son, además de los de la zona norte, Campo Lameiro; Covelo; Crecente; Oia y Fornelos de Montes. En el extremo opuesto se colocan, sin salir de la provincia, 26 municipios con ningún habitante en zonas poco pobladas superbajas. Aparecen tanto por su elevada densidad de población (es el caso de Vigo) como por su reducida superficie (como ocurre con A Illa de Arousa o Baiona).
Las tendencias que sigue la población a la hora de fijar su asentamiento también pueden estudiarse a través del número de viviendas familiares. Los datos más recientes que maneja Medio Ambiente se refieren a 2016, según los que en Galicia, los inmuebles de uso residencial ascendían a 1.585.909, un 0,94% más que en el año precedente. De éstos, el 68% se localiza en las provincias de A Coruña y Pontevedra. Y, si nos ceñimos a la zona norte de la provincia, donde se localizan Deza y Tabeirós-Montes, resulta que la cifra de viviendas residenciales sube únicamente en las dos cabeceras de comarca, Rodeiro y Vila de Cruces. Así, en 2016 en Lalín la Xunta contabiliza 12.037 inmuebles residenciales, un 0,29% más de los que había en el año 2012. A Estrada, aunque tiene menos viviendas que Lalín, 11.567, experimenta un crecimiento mayor en esos cuatro años, de un 2,26%. En cuanto al municipio cruceño, entre 2012 y 2016 aumenta su cifra de inmuebles un 4,52% y cierra ese año con 3.384 inmuebles para vivir. Rodeiro, por su parte, aumenta un 1,21% y aporta 1.734 viviendas.
