El alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, firmó esta mañana el decreto de alcaldía por lo que se adjudican la construcción de la nueva glorieta entre las avenidas Xosé Cuíña y O Montserrat. Este proyecto está financiado con cargo al superávit de la cuenta de 2016 cómo inversión financieramente sostenible, por lo que fue preciso aguardar a la aprobación de la liquidación del presupuesto de 2017. La actuación fue adjudicada a la firma Construcciones Taboada y Ramos por un imponerte de 160.936 euros (IVA incluido), de un presupuesto máximo de licitación de 191.500. La otra empresa participante fue excluida por no cumplir los criterios técnicos.

El primer edil señaló que está previsto que las obras den comienzo en julio con el objetivo de que estén concluidas durante en verano aunque esto no se pode asegurar debido a las posibles contingencias de la obra en cuya ejecución es preciso llevar a cabo un estricto control arqueológico. Cuíña aprovechó para informar de que, aunque se aguarda causar las mínimas molestias posibles, el inicio del proyecto provocará limitaciones en el tráfico e hizo hincapié en que la rotonda es una actuación de máxima importancia, pues servirá para mejorar la fluidez del tráfico e incrementar la seguridad viaria para peatones y vehículos en la intersección de las avenidas Xosé Cuíña y Madrid en un punto conflictivo dentro de la trama urbana, y permitirá incrementar las condiciones de la conexión viaria y la accesibilidad entre el casco urbano y Donramiro, dando además respuesta a las demandas de los vecinos de Lalín. La glorieta tendrá 50 metros de radio y ocupará entre 600 y 700 m2, en unos terrenos para cuya cesión se firmaron convenios con los 11 propietarios afectados.

Mientras, el concejal de Urbanismo, Nicolás González Casares, explicó que la tramitación de esta inversión fue compleja y laboriosa, pues comenzó hace dos años con la redacción proyecto, posteriormente se llevó a cabo a delimitación de los terrenos necesarios y su consecución a través de convenios. Antes de comenzar el proceso de licitación fue necesario tramitar permisos ante la Dirección Xeral de Patrimonio, ya que la zona de actuación está catalogada en el PXOM por la presencia de restos arqueológicos. También remarcó la importancia de esta obra, muy solicitada desde hace años, por la ciudadanía, que permitirá mejorar la seguridad viaria y eliminar "una barrera de acceso histórica entre las localidades de Donramiro y Lalín". Finalmente el concejal recordó que con la realización de la rotonda se da cumplimiento a uno de los puntos recogidos en el pacto de gobierno y, además, se da salida la una actuación también demandada por acuerdo plenario.

El diseño de la nueva rotonda, tal y como se estableció en el pliego de prescripciones técnicas referentes a la solución estética, tiene una escultura que hace referencia a cercanía del castro de Donramiro y a los restos arqueológicos encontrados en la zona como elemento central. Asimismo, se trata de una propuesta que embellecerá la zona y que guarda "perfecta armonía e integración estética gracias al conjunto de elementos propuestos con las glorietas próximas, como la rotonda del Alto de Valles, la rotonda de Wily y la rotonda de conexión de la calle Corredoira con la calle de la Ponte".

La propuesta emula a los antiguos castros y alude a la cultura y la tradición popular, mezclando tradición y progreso. La disposición de los elementos de hierro y madera, en espiral hacia arriba, refuerzan el sentido castreño al mismo tiempo que habla de evolución y progreso. Su basto acabado le otorga un carácter efímero y alejado en el tiempo, a la par que lo se hace próximo y cotidiana para los vecinos. Dada la cercanía con el punto kilométrico cero, cada uno de los cuatro postes centrales se dirigen cara cada uno de los puntos cardinales, correspondiendo al oeste el poste más elevado. Los huecos juegan un papel importante, no sólo en el volumen y equilibrio de la escultura, sino también con el objetivo de conseguir efectos lumínicos.