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Álvaro Rodríguez Núñez: "Hay una España real frente a otra 'oficial' de los políticos"

"Fernández de la Mora advirtió de lo que suponía dar la soberanía a los partidos políticos y del enchufismo en las autonomías"

Rodríguez (centro), flanqueado por Orlando Villamayor y Juan José Cruz, ayer, en Lalín. // Bernabé/Javier Lalín

El Museo Municipal Ramón Aller de Lalín fue escenario en la tarde de ayer de la presentación del libro Contra la oligarquía y el caciquismo del siglo XXI. El pensamiento político de Gonzalo Fernández de la Mora, escrito por el político, activista vecinal, abogado y doctor en Políticas cambadés, Álvaro Rodríguez Núñez. Se trata de la segunda obra firmada por un hombre que tras ser candidato del Partido Galeguista y militar en el Partido Popular, aparcó la política para hacer lo que realmente le gusta: Estudiarla.

-¿Por qué un libro sobre un político del franquismo como Fernández de la Mora en este momento?

-Por tres razones fundamentales. La primera porque a nivel divulgativo nadie lo recuerda, aunque a las personas que les gusta la teoría política sí, así como en algunos ambientes políticos. Hay que recordar que hubo una campaña para sacar del medio su pensamiento. La segunda razón es porque está de rabiosa actualidad su voto en contra de la Constitución, y porque fue uno de los grandes teóricos de la derecha española. De hecho, siempre se dijo que fue uno de los que modernizó la derecha de este país, aunque tengo un amigo que dice que para bien y para mal. Y tercera y última, porque se trata de un pensador positivista que considera que la política debería de estar regida por el conocimiento técnico.

-Y tanto, ¿no fue uno de los tecnócratas del antiguo régimen?

-Fue definido como un tecnócrata, es cierto, y también fue uno de los grandes pensadores del franquismo. Lo que pasa es que la tecnocracia tiene vertientes positivas y negativas, y si no recuerda la famosa película Metrópolis, donde se hacía una crítica feroz del mismo, con obreros esclavizados como robots. Sin embargo, Fernández de la Mora partía del hecho de separar la fe religiosa de la política, y por eso votó a favor de la democracia, y en contra del modelo político de la Constitución. Quería democracia, apoyó y votó la Ley de Reforma Política, pero no aceptaba lo que se creaba en la Constitución, es decir, el control absoluto por los partidos políticos, un estado autonómico para colocar a los amigos.

-¿Tendría vigencia hoy en día como candidato electoral?

-Si alguien dice hoy que está en contra de la casta, ¿está de moda? Cabe destacar que él dijo que la soberanía nacional iba a desaparecer y que el estado autonómico era una máquina de enchufar afines. Es evidente que Fernández de la Mora como ideólogo está ahí. Se le pueden reprochar muchas cosas, pero advirtió de lo que supondría dar la soberanía a los partidos políticos, y esa fue una de las razones por las que desapareció del famoso programa de debate "La Clave", de la que era asiduo.

-¿No es extraño que a su muerte fuera tan poco reconocido?

-Salvo el mundo académico, no recuerdo manifestaciones de recuerdo suyo cuando falleció, la verdad. El defendía la democracia y no era franquista, aunque hubiera sido ministro de Franco, como le pasó a Fraga. Decir que Fernández de la Mora era franquista y Adolfo Suárez no es mucho decir. La UCD utilizó los medios de comunicación para desacreditar a Alianza Popular, de la que fue fundador, por su pasado franquista, y de ahí viene la opinión generalizada de que Fernández de la Mora era franquista.

-¿Por qué ese título tan contundente en su segundo libro?

-El título recuerda la obra de Joaquín Costa Contra la oligarquía y el caciquismo, de 1900, porque hoy, como hace un siglo, existe una España real frente a la España "oficial" de los políticos. Es evidente de que es un título que tiene un carácter reivindicativo ante la destrucción del Estado del Bienestar, por el que tanto trabajaron nuestros padres, y ante el saqueo de la que es objeto la clase media trabajadora.

-¿En qué cambiaron los oligarcas y caciques actuales en relación con los de siglos anteriores?

-En poco o nada. Manejan el presupuesto público sin control y siempre en beneficio de sus propios intereses. Además, como estamos viendo, no responden por su mal comportamiento ni tampoco por sus ilegalidades. Y en eso están metidos desde un alcalde de un pueblecito pequeño hasta los presidentes autonómicos de Cataluña, Valencia o Andalucía, entre otros.

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