El lunes el alcalde dijo en una comparecencia pública que el PP debía dar explicaciones acerca de la existencia o no de documentos con nombres de personas afines al PP y su relación con cargos de este partido en los procesos selectivos para puestos de trabajo del Concello de carácter temporal. Cuiña otorgó entonces 72 horas a los populares para que se pronunciasen y el pleno era una ocasión para que este tema saliese de nuevo a la palestra. Y así fue. Crespo pidió al regidor que fuese de frente con estas denuncias y si detectase algo ilegal, que acudiese a los juzgados. "No suelte infamias para tapar las miserias de su gobierno y no las use vilmente para desprestigiar al PP". Cuiña conminó al edil a despejar sus dudas y que negase o admitiese que existían "listas de personas que optaban a puestos de trabajo en las que al lado, en el documento, aparecía la persona que los recomendaba". Crespo insistió en que para pronunciarse debía tener conocimiento concreto de lo denunciado por el gobierno. ¿A qué se refiere?, dijo, con el alcalde esbozando una sonrisa. "Los vecinos de Lalín no merecen eso", apuntó Cuiña, obteniendo por respuesta: a quien hierro mata, a hierro muere", de la boca de Crespo. "Yo me porto bastante bien con usted", declaró el primer edil al líder de la oposición, que durante el pleno tuvieron bastantes rifirrafes -comunes en casi todas las sesiones- con amagos de Crespo de abandonar la sala por la actitud dictatorial del mandatario y críticas de Cuiña por descalificaciones o insultos proferidos desde la bancada del PP.

Por otro lado, Francisco Vilariño y Lara Rodríguez Peña mantuvieron su asiento -uno al lado del otro- en el salón de plenos e incluso conversaron en una ocasión en el primer pleno tras la crisis entre ambas organizaciones políticas.