La plaza de la verdura de Vilagarcía no está siendo sometida a control de aforo debido al escaso volumen de clientes que registra en estas semanas de confinamiento. Se trata por tanto de una estampa que nada tiene que ver con la del edificio principal del mercado, donde se vende pescado, marisco y carne principalmente. El Concello ha establecido un aforo máximo de 60 personas para garantizar la seguridad en el inmueble, por lo que los días centrales, como son los martes y sábados, se registran colas de clientes para entrar a la plaza.
En la nave de la verdura están abiertas dos puertas: la que da al callejón del mercado principal y la de acceso desde la explanada de aparcamiento.
Según las vendedoras, los compradores mantienen las distancias y no se llega a concentrar un gran número de personas en las instalaciones.
En la plaza de la verdura de Vilagarcía, además de las vendedoras que están dadas de alta como autónomas, hay labradoras jubiladas que comercializan los excedentes de sus huertos. Si bien la mayoría de estas agricultoras retiradas cumplen las normas, hay alguna que incluso vendería mercancía comprada (según denuncian varias vendedoras), lo que supondría un ejercicio de competencia desleal para las demás, ya que las labradoras jubiladas no pagan cuota de autónomos ni otros impuestos.
"No estamos en contra de que las jubiladas vendan en la plaza, pero no te pueden dar la mano y coger el brazo entero. Muchas respetan las normas y pagan justos por pecadores", señala una vendedora.
Por razones de edad hay agricultoras que pertenecen al grupo de riesgo a la hora de contraer el coronavirus. Algunas han abandonado sus puestos temporalmente, pero otras continúan trabajando.
