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Trabajadoras sociales: "La gente llama desesperada y lo peor aún está por venir"

- Los concellos reciben un aluvión de peticiones de ayuda económica extraordinaria -Los departamentos sufren una gran sobrecarga y solicitan el refuerzo de personal

Cáritas mantiene el Comedor sobre Rodas. // Iñaki Abella

Los servicios sociales del Ayuntamiento de Vilanova proporcionaban ayudas de alimentación a una media de 15 familias en los meses anteriores a la explosiva irrupción del coronavirus. En estos momentos están atendiendo las necesidades de 30. Sin salir de Vilanova, en los poco más de cuatro meses que van de 2020 ya han aprobado una decena de ayudas de emergencia social más que en todo el año pasado. Dos datos que demuestran muy a las claras la situación en la que se encuentran los servicios sociales municipales, desbordados de trabajo debido a la grave crisis psicosocial y económica que ha traído el Covid-19.

La cascada de empresas y negocios cerrados, la suspensión de los mercados ambulantes y de la actividad marisquera... Multitud de familias han visto como la declaración del estado de alarma ha afectado gravemente a sus economías. Por si eso fuese poco, muchos de los que hayan quedado sin trabajo y no dispongan de unos pocos ahorros podrían llegar a pasarlo mal, habida cuenta de que previsiblemente un gran número de prestaciones por ERTE no se pagarán hasta el 10 de mayo. "La situación es muy delicada", sostiene la concejala de Muller, Igualdade e Servicios Sociais de Vilanova, Ana Carballa. "Está viniendo gente a pedir ayuda que nunca había estado en los servicios sociales, o que no venía por aquí desde 2004".

El aluvión de demandas de ayudas económicas es similar en todos los municipios. Esto redunda en una carga de trabajo excepcional para el personal de estos departamentos, que también está combatiendo en primera línea la pandemia, solo que desde otro frente, más discreto y silencioso. María Casal, que es trabajadora social en Cambados, afirma que, "la gente llama desesperada. Nosotras estamos trabajando a un ritmo desmesurado. Y lo peor aún está por venir, porque las consecuencias económicas y sociales tienen mal pronóstico".

Esta profesional indica que, "en estos momentos cualquier cambadés podría llegar a ser usuario de los servicios sociales", y que si bien carece en estos momentos de cifras de asistencia, está convencida de que ni siquiera en los momentos más oscuros de la crisis de 2008 se generó tal situación de necesidad. "Llevo 22 o 23 años trabajando en esto, y nunca en mi vida había visto algo así".

María Casal lanza una llamada de socorro en nombre de los trabajadores de los servicios sociales. "Necesitamos un refuerzo de personal". Alega que la situación económica ha generado tal volumen de demandas de asistencia que resulta difícil sacarlas adelante.

Recuerda que, "aparte de las necesidades derivadas del Covid-19 seguimos atendiendo los problemas habituales", y solicita a las administraciones que permita contrataciones extraordinarias para afrontar el grueso de la crisis.

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