Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los concellos se desentienden de los "furanchos"

Ribadumia y Cambados son los únicos municipios de O Salnés con explotaciones vitivinícolas con reglamentos aprobados

Coches aparcados ayer en un tramo de la carretera de Cobas, capital arousana de los "furanchos". // N.P.

Si una persona teclease en un navegador de internet la palabra "furancho" seguida de los topónimos de los principales ayuntamientos de O Salnés le saldrían más de 40 nombres y ubicaciones. Sin embargo, apenas una cuarta parte de ellos son realmente furanchos. Todos los demás son restaurantes, bares o taperías que emplean esa marca, conscientes de que la palabra "furancho" se asocia desde siempre a comida y bebida caseras, de calidad y baratas. Un truco para ganar clientela que no se debe únicamente a la argucia de marketing de muchos hosteleros, sino también a que todavía son numerosos los concellos que carecen de una ordenanza que regule el sector.

De los principales ayuntamientos de O Salnés, solo han sacado adelante una ordenanza reguladora de "furanchos" Cambados y Ribadumia. El primero de ellos lo hizo en 2015, y Ribadumia, en 2016. Carecen de reglamento Vilagarcía, Sanxenxo, Meis, Meaño, Vilanova u O Grove. En estos municipios, si un agricultor quiere abrir un "furancho" para vender sus excedentes de vino en compañía de unas tapas tiene que quedarse con las ganas, o confiar en que los técnicos municipales acepten darle la licencia con arreglo al decreto de la Xunta de Galicia, que ya ha cumplido siete años.

Es especialmente llamativo el caso de Meaño, donde operan más de una quincena de locales que en el pasado se hicieron llamar o se dieron a conocer como "furanchos". Pese a esa enorme tradición, el Ayuntamiento todavía carece de una normativa reguladora, aunque en 2013 sí aprobó en pleno una ordenanza. El documento incluso estuvo a exposición pública y no se presentó ninguna alegación. Sin embargo, por alguna razón, el trámite se dejó morir sin llegar a aprobarse el reglamento.

El nuevo alcalde de Meaño, Carlos Viéitez, celebró a finales del año pasado una serie de reuniones con vecinos de las diferentes parroquias, y en Cobas le pidieron precisamente que resucitase la ordenanza. "Hay cuatro o cinco personas que quieren abrir con el régimen de furancho -afirma el delegado para Sanxenxo y Meaño de la Federación de Furanchos de Pontevedra, Antonio Miniño Joven-. El Ayuntamiento tiene que realizar ese trámite a la fuerza, cuanto antes".

Cobas es la capital oficiosa de los "furanchos" de O Salnés, con una docena de locales, y algunos días de fin de semana se junta tanta gente en estos negocios que las filas de coches aparcados en los márgenes de la carretera miden cientos de metros. Sin embargo, por mucho que los clientes acudan a esos establecimientos con la idea de que van a tomar algo y a comer en un "furancho", la realidad es que se trata de tabernas o restaurantes más o menos rústicos, y más o menos baratos. Pero no son "furanchos".

"Yo llevo dos años sin abrir -añade un agricultor de Meaño, que pide el anonimato-, pero no me atrevo porque el Ayuntamiento no tiene la ordenanza y sin ella no nos quieren dar la licencia. Por mucho que te digan que no pasa nada, cualquier día viene una inspección y es un problema".

La práctica totalidad de los llamados "furanchos" de O Salnés están abiertos todo el año, venden vino que no es de ellos y ofrecen todo tipo de comidas elaboradas, incluidos el churrasco, el pulpo y algunos mariscos. Los "furanchos" no pueden hacer eso. Solo pueden abrir un máximo de tres meses, entre el 1 de diciembre y el 30 de junio. Únicamente pueden despachar el vino de su propia cosecha que les sobre, y media docena de platos de elaboración sencilla.

Algunos concellos, como el de Sanxenxo, permiten a los "furancheiros" inscribirse como tal pese a carecer de ordenanza municipal. Lo hacen tomando como base los requisitos y la documentación que exige la Xunta en su decreto de 2012. En Sanxenxo hay media docena de establecimientos que han abierto gracias a esta posibilidad. Pero en otros concellos, los técnicos no quieren cogerse los dedos y se niegan a dar la licencia si no hay un reglamento municipal que la ampare. "Sería bueno que lo hubiese en todos los concellos -aduce Antonio Miniño-. De ese modo, los ayuntamientos también ingresarían dinero con las tasas". Pero la realidad es testaruda. Sea porque los alcaldes no lo consideran prioritario, o para no molestar a los hosteleros convencionales, la mayoría de los de O Salnés siguen sin regular los "furanchos" de verdad.

Compartir el artículo

stats