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La reforma del instituto Cabanillas comienza en unos días tras ser adjudicada por la Xunta por un millón de euros

Llega el verano y con él se vacían las aulas. Pero no los colegios, pues en el mes de julio, aunque ya no se imparten clases, todavía queda vida dentro de los recintos escolares: personal directivo y docente cierran los últimos coletazos del curso y preparan la vuelta al cole de septiembre, y las instalaciones dan la bienvenida a los albañiles, que desembarcan en los colegios para ponerlos a punto aprovechando la tranquilidad que aporta la ausencia de alumnos.

En Vilagarcía, los operarios municipales ya llevan trabajando en los centros escolares desde finales de junio, cuando acabó el curso. Así, los empleados del Concello de los departamentos de Obras, Electricidad y Carpintería ya han comenzado a realizar las pequeñas obras de mantenimiento y conservación que necesitan los colegios debido al normal uso de las instalaciones. Las tareas más habituales son pintado de aulas, reparación de manillas de las puertas, de persianas, estanterías, arreglos de cierres, llaves de la luz, ...

Además de los trabajos en el interior de los edificios educativos, los patios también requieren una intervención después de varios meses de uso intensivo. En este sentido, los trabajadores municipales se afanan en adecentar las zonas verdes a través de podas de los árboles y otras tareas de jardinería, además de reponer los areneros en los que juegan los niños.

Fuentes municipales señalan que en la Escola de Educación Infantil (EEI) Vagalume, además de los trabajos habituales de conservación, también se están renovando los aseos de la primera planta. El centro se encarga de sufragar el material, mientras que el Concello aporta la mano de obra. Esta actuación complementa a la que ya se llevó a cabo el curso pasado, cuando se remodelaron los baños de la planta baja con este mismo sistema de colaboración entre la administración municipal y el colegio.

La mayor parte de las tareas de mantenimiento se ejecutan en estos meses de verano, pero las que no tienen tanta prioridad, es decir, las menos urgentes, se llevarán a cabo durante el curso o en otros periodos de vacaciones lectivas, como Navidad y Semana Santa.

Y es que aunque durante el verano hay personal municipal en los colegios "casi a diario" -aseguran desde Ravella-, el número de empleados disponible depende de las demás necesidades del Concello. Y es que en verano las fiestas y otros eventos que se realizan tanto en el centro como en las parroquias acaparan una buena cantidad de operarios para realizar tareas de montaje y desmontaje.

Las administraciones locales tienen asignadas las competencias de mantenimiento en los centros educativos, ya que las obras propiamente dichas son responsabilidad de la Consellería de Educación. No obstante debido a la gran cantidad de necesidades en los colegios gallegos, en su mayor parte debido a la antigüedad de las instalaciones, la Xunta no llega a todo, por lo que algunos concellos, para satisfacer las demandas de sus vecinos, deciden esforzarse y contribuir económicamente con las mejoras que requieren los centros.

En el caso de Vilagarcía, el gobierno de Alberto Varela construyó el comedor en el CEIP O Piñeiriño y anteriormente el demandado gimnasio en el colegio de Rubiáns, por poner algunos ejemplos.

Pero además de las administraciones, hay padres, alumnos y profesores que con sus propias manos ayudan a convertir los colegios en entornos todavía más agradables. Este curso pasado, los niños del CEIP A Escardia, acompañados de diversos artistas locales, decoraron el cierre exterior del centro, pintando la balaustrada de distintos colores. De ello fueron testigo Xurxo Alonso, Carlos Maño, Uxío López, Olalla Buceta o Juan Carlos Platis.

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