La buena imagen que genera el deporte ha vuelto a quedar comprobado este fin de semana. De ese efecto positivo que se desprende de la participación en concentraciones deportivas han sido testigos recientemente los clubes Sigaltec CLB y Os Ingleses. Entidades vilagarcianas de rugby y baloncesto que participaron en sendos torneos en Vitoria y Tres Cantos.
En el caso del infantil femenino del Sigaltec CLB, la participación en la cita madrileña se saldó con la disputa de seis partidos. En su retahíla de rivales se encontraron el La Roda manchego, el anfitrión Tres Cantos, el cuadro suizo del Meyrin Basket, selecciones madrileñas y el maño Cuarte de Heurva.
Tres victorias y tres derrotas fue el saldo deportivo de un equipo vilagarciano que, dirigido por Ero González y David Avilés, finalizó en la sexta posición de su categoría. Todo ello dentro de un torneo internacional que contó con la participación de clubes como el Panathinaikos griego entre muchos otros.
Si importante fue todo lo que sucedió dentro de las cuatro líneas que delimitan la cancha, lo verdaderamente inolvidable fue lo que aconteció fuera de ella. Desde el viaje en tren a Madrid hasta el fuerte vínculo que se refuerza dentro del equipo son aspectos que enriquecen aún mucho más el saldo de esos días en Madrid. Las comidas, los paseos o incluso las amistades que se generan en este tipo de eventos son aspectos que revalorizan la experiencia.
En el caso del Os Ingleses su participación en la Araba Rugby Cup estuvo marcada por todo aquello que convierte al deporte en una asignatura de vida. Hasta la capital vitoriana se desplazó una numerosa delegación vilagarciana. Al casi medio centenar de jugadores de las categorías sub 10, sub 12, sub 14 e incluso algunos de sub 8, que formaron un combinado con Vigo, se le unieron padres y entrenadores hasta superar la cifra de 70 personas en territorio vasco.
Una de las cuestiones que valoró muy positivamente Os Ingleses a la hora de aceptar la invitación de la organización es que el Araba Rugby Cup se trataba de un torneo no competitivo. Todos los encuentros se disputaron sin marcador con el único propósito que los jugadores disfrutasen del juego sin condicionante alguno. David Losada, uno de los entrenadores vilagarcianos allí desplazados, señaló que "teníamos referencias de este torneo porque Vigo ya había participado el año pasado y la verdad es que se cumplieron todas nuestras expectativas. Hubo partidos de mucho nivel que aún se hacían mejores por el hecho de jugar sin ningún tipo de propósito más que el de disfrutar".
Una curiosidad que descubre el espíritu del torneo vasco es que el campeón se designa en base a su comportamiento y a los valores demostrados durante los dos días que duró la cita. El dormir en un cuartel militar o el compartir comedor con todos los participantes, entre los que se incluían equipos también franceses, fueron otros de los momentos que quedarán para siempre en el capítulo de anécdotas agradables de los allí desplazados.
Vilagarcía ha vuelto a sonar en diferentes puntos de España con el deporte como altavoz.
