Los primeros socios llegan sobre las siete de la tarde, y echan unas partidas de cartas. Hacia las ocho, aparecen las primeras parejas, y el dúo o el trío contratados ese día empiezan a afinar los instrumentos y a calentar la voz. Hacia las nueve, la casa da cultura de O Mouriño, en Corón (Vilanova) es un hervidero de gente. Los domingos se celebran en O Salnés varios bailes dominicales para personas mayores, y uno de los de más éxito es el de Corón. La asociación cultural Familias Rurales de Vista Real organiza bailes todos los domingos desde octubre hasta mayo, así como sorteos de regalos y fiestas especiales en Navidad o Carnaval. El colectivo está ahora en plena campaña de captación de socios.
-Tienen socios de Catoira, Vilagarcía, O Grove, A Illa, Pontevedra y hasta Noia. ¿Cómo es posible contar con gente de tan lejos?
-Con los amigos se hacen otros amigos. La primera vez vienen gratis, para ver el local y el ambiente, y muchos terminan repitiendo, porque esto más que una asociación es una familia.
-¿Influye el hecho de ofrecer baile todos los domingos?
-Sí. Este año no lo íbamos a hacer el Día del Padre, pero el domingo anterior, el día 17, pregunté si querían baile, y levantó la mano un montón de gente. Así que el Día del Padre hubo baile, y vino gente de todas partes. Es lo que más le gusta a nuestros socios.
-¿Son los bailes una medicina para la gente mayor?
-Yo, si no voy al baile, me encuentro mal. Voy al baile dos o tres horas, hablo con la gente, distraigo la cabeza. Aunque solo sea por arreglarse. Yo le recomiendo a todo el mundo que se haga socio de una asociación y que vaya a los bailes, al nuestro o a otro cualquiera. Que salgan, que se diviertan, porque la vida es un rato.
-¿Hay que animar a los jubilados a participar más en las actividades sociales?
-Yo se lo aconsejo a todo el mundo, porque despeja la mente. Tengo una amiga que tiene alzheimer, y cuando viene al baile parece que está completamente sana. Y después, en Carnaval nosotros hacemos un baile con un concurso de disfraces y da gusto ver a gente de setenta y tantos y de ochenta años disfrazándose con toda la ilusión del mundo por ganar un premio.
-¿Es cierto el dicho de que las personas de 65 años de hoy son como las de 55 de la pasada generación?
-Sí, hay mucha diferencia entre nosotros y nuestros padres. En la salud, en todo, hasta en la forma de vestir y en como nos arreglamos. Mis abuelos o mis padres, con 69 años ya eran viejos caducos. Yo, con esa edad, me siento como un chaval, aunque no se puede negar que los años son los años.
-¿Se sienten escuchados y atendidos por las administraciones?
-Estamos muy contentos con el Ayuntamiento de Vilanova. Están para todo lo que les pedimos. La Diputación también nos echa una mano con los grupos.
