El aspecto de la Plaza de la Independencia era desolador a mediodía de este domingo con un pequeño puñado de personas que a cuentagotas la cruzaban a modo de atajo para alcanzar el bullicio de la plaza de Galicia, Rey Daviña o la rúa de A Baldosa, por las que a esa misma hora paseaba una multitud para disfrutar del buen tiempo reinante.
Las obras de "humanización" que se llevan a cabo en este espacio desde diciembre dibujan un escenario que los vecinos confían en que cambie cuando a finales de mayo se estrene este céntrico espacio urbano, siempre que se cumpla con los plazos del proyecto.
Será en ese momento cuandoVilagarcía pueda comprobar si se cumplen los pronósticos y la Plaza de la Independencia se incorpora al ritmo urbano que se respira en las arterias comerciales del centro de la ciudad.
Los trabajos llegan ahora a su ecuador con la retirada esta pasada semana de la emblemática fuente central, la construcción de una parte de las aceras y la pavimentación de un tramo desde la intersección de la rúa San Roque.
Pero a medida que avanzan las obras se detecta cierta intriga acerca de cómo acabará el proyecto y en especial sobre si ha valido la pena soportar con tanto estoicismo las molestias de las obras.
Miguel Ángel Padín, propietario de la cafetería "Súper Arosa", único establecimiento que ayer estaba abierto, discrepa con algunos apartados del proyecto. "Van a colocar demasiados bancos para un espacio pequeño, pero sobre todo los quieren situar justo enfrente de las puertas de nuestros locales con lo que van a dificultar el paso de clientes pero también la entrada de mercancías", discute.
La situación afecta también al colegio San Francisco donde los planos de los técnicos también colocan otro asiento de bastante longitud frente a la puerta principal. Algunos vecinos creen que esto puede suponer un riesgo para los alumnos que a veces salen corriendo de clase de forma atolondrada.
Y si los bancos son polémicos por su cercanía a los establecimientos, los promotores de la obra también tienen que buscar la mejor opción para ubicar la parada de taxis.
De momento el colectivo está a la espera pues todavía no se sabe si continuarán en la misma calle, al lado de dos supermercados muy concurridos, o si tendrán que desplazarse a otras ubicaciones pues la acera de enfrente parece descartarse por problemas de visibilidad causados por un árbol que no está previsto trasplantar ni talar.
Con todo, los comerciantes, hosteleros y oficinas se muestran expectantes por el resultado de unas obras que esperan compense la tediosa espera.
"Hemos perdido, como mínimo, la mitad de los ingresos ordinarios pues por aquí no viene nadie desde que comenzaron las obras y solo acuden, a propósito, nuestros clientes habituales", resume Padín.
Este empresario hostelero confía en que la reforma se convierta en un revulsivo para una zona que siempre se comportó como la periferia de la ciudad de Vilagarcía, como un simple lugar de paso.
Y esa sensación es la que mostraba ayer mismo una vecina de O Con que por costumbre "cruzo por esta plaza" para llegar al corazón de la ciudad que, paradójicamente, se encuentra a solo cien metros de distancia.
"Creo que las obras van a dejar esta zona muy bonita porque mire que bien quedó Pontevedra para pasear", subrayaba al tiempo que avanzaba en su paseo.
Lo importante ahora, según Padín, es que se cumplan los plazos "porque después de seis meses de pérdidas económicas y trastornos por los cortes de suministro de agua, las averías en los electrodomésticos y la suciedad del polvo estamos deseando que concluyan a tiempo".
Los trabajos comenzaron en diciembre de 2018 pero se pararon para facilitar las compras navideñas y se retomaron en la segunda semana de enero por lo que deberían estar terminadas antes de la entrada del verano. Cuentan con un presupuesto de 280.000 euros que son financiados con cargo a la Unión Europea en un 80%. El proyecto es de Leopoldo Ivorra.
La primera fase de la reforma urbana del barrio de Matosinhos culmina hoy con la retirada de las vallas que delimitaban la zona de obras por lo que los vecinos y usuarios de los centros educativos del entorno podrán disfrutar de un moderno espacio en el que el peatón se convierte en protagonista gracias a los trabajos de accesibilidad como por el confort que proporcionan las nuevas zonas ajardinadas al lado del río.
El Ayuntamiento de Vilagarcía invirtió casi 220.000 euros de fondos propios para acometer este proyecto que no se limitó a mejorar el exterior de las calles sinoi que se trabajó en el interior, incluyendo las redes de agua y saneamiento.
El principal objetivo de este proyecto municipal era garantizar la accesibilidad y proteger a los viandantes. Para conseguirlo, explican en el Concello, "el acceso desde Doutor Tourón hasta la Escuela Infantil se transformó en un paseo peatonal". Además las aceras, que tenían poco más de medio metro de ancho y bastante altura, desaparecieron, dejando todo el paseo al mismo nivel lo que aporta una sensación de mayor amplitud. Se apostó por un firme uniforme y regular consturido con hormigón que aporta más comodidad, especialmente para las personas con movilidad reducida, el paso de coches de bebé, sillas de ruedas y bicicletas.
Asimismo para crear una zona más agradable de esparcimiento se plantaron árboles y se habilitaron zonas verdes con césped y también se dejó a cielo abierto un tramo del regato que discurre soterrado por la zona, lo que provoca una sensación y aspecto más natural. La iluminación es de tipo led en las zonas de tránsito para crear un ambiente más agradable y vistoso en horas nocturnas.
