El Sin Querer Dos ya está localizado. Durante la jornada de ayer, el buque de Gardacostas desplegó su sistema de localización mediante un sonar de barrido lateral, y encontró el pecio a unos 350 metros al Noroeste de donde se accionó la radiobaliza el día del accidente.

Hasta la fecha se desconocía la situación exacta del barco, ya que el naufragio se produjo en una zona de mar abierto y de bastante profundidad. Esa es la razón de que al reactivarse la búsqueda activa del marinero que permanece desaparecido, el cambadés Guillermo Casais, se aprovechase para trabajar también de forma paralela en la localización de la nave.

Así las cosas, lo que va a hacer ahora Salvamento Marítimo es enviar desde uno de sus remolcadores, el Don Inda, un robot submarino, para que inspeccione el pecio. Se espera que las imágenes que tome el mencionado robot sirvan para avanzar en la investigación del siniestro y ayuden a encontrar la causa de que dos golpes de mar hiciesen escorar y volcar uno de los mejores barcos del cerco de Galicia. En principio, no se baraja la posibilidad de que bajen también buzos ya que en esa zona la profundidad es tal -entre 90 y 120 metros, según fuentes consultadas-, que la operación podría ser peligrosa.

En cualquier caso, la inspección con el robot está pensada casi de forma exclusiva para proporcionar herramientas a los técnicos que están investigando el siniestro, ya que Salvamento Marítimo da por hecho que el cuerpo de Guillermo Casais no se encuentra dentro del barco.

Salvamento se aferra a esta hipótesis por el testimonio de los supervivientes, que al llegar a tierra afirmaron haber visto al cambadés en el agua, nadando, pero que se hundió antes de lograr asirse a uno de los maderos a los que ellos sí llegaron o a las balsas.

El Sin Querer Dos naufragó el 19 de este mes a unas 4,5 millas al Sur del cabo Fisterra. Volvía vacío a su puerto base de Portonovo tras una campaña en el Cantábrico, y con la intención de permanecer amarrado hasta después de las fiestas de Navidad. Lo que se sabe es que sufrió dos golpes de mar, y que ninguno de los 10 tripulantes del buque tuvo la oportunidad de pulsar el conocido como "botón rojo", lo que hubiese permitido que la alerta llegase unos minutos antes a los centros de coordinación de emergencias y rescates. Al no ser pulsado dicho "botón rojo", la alerta llegó a tierra cuando se accionó la radiobaliza automática del cerquero. Pero ésta se habría activado cuando el barco se hundía de forma irremisible. El primer golpe de mar lo habría escorado, y el segundo ya lo dejó con la quilla al sol.