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Pescadores y delfines, una lucha histórica

Ya en el siglo XVII se alertaba de los problemas que causan estos mamíferos a la pesca y de los destrozos en las redes

Marineros de Cambados que denuncian daños en sus redes supuestamente causados por delfines. // I.A.

En este pasado verano, salta la noticia a través de la prensa (FARO DE VIGO, 28-8-2018) de que los delfines, conocidos en Galicia como "arroaces", producen roturas de sus redes a los pescadores, con lo que las pérdidas por el arreglo de las mismas, suponen a veces hasta 5.000 o 6.000 euros al año en muchas embarcaciones.

Señalaban los pescadores, que, "los animales se aproximan a los barcos para alimentarse de los peces que los marineros han atrapado en los aparejos. Pero para llegar hasta esos peces, los delfines rompen las redes de unos pescadores, que ven desesperados como la administración les da la espalda. Han pedido en varias ocasiones un plan de control de las poblaciones de "arroaces", o que la Xunta de Galicia les indemnice por los daños sufridos, pero la administración les responde con evasivas", se explicaba en dicho ejemplar del decano de la prensa nacional.

Los que se quejaban pertenecían sobre todo a la flota del "xeito", pero advertían de que si la población de delfines seguía creciendo, pronto afectaría también a la flota del cerco o a las artes menores.

El mamífero marino conocido en Galicia como "arroaz" pertenece a la especie más común de los delfines, y desde luego no es la primera vez, que causan problemas a las redes de los pescadores. Ya en 1624 aparece un escrito que afectaba a los pescadores de Candás, en el que se podía leer, " que por cuanto en la mar y comarca de esta villa los vecinos circunes de ella no pueden entrar en ella con sus pesquerías por los grandes daños que les acen los peces bravos que llaman delfines dichos calderones, no solamente en las pesquerías sino a sus aparejos que de ordinario les acen notorios daños" (sic.).

Un problema de siempre

El problema seguía entre los pescadores, y ya en el siglo XVIII, y refiriéndose a la ría De Arousa, decía José Cornide Saavedra, que "los arroaces entran en nuestras rías siguiendo la sardina en grandes bandadas y caminando a saltos, con lo que descubren fuera del agua casi todo el cuerpo, los temen mucho los pescadores porque les ahuyentan la pesca y les rompen las redes; y así por esa razón. Como por la utilidad que se pudiera sacar de su grasa, se debiera fomentar su pesca, como lo han propuesto unos comerciantes de la ría de Arosa".

Como las quejas seguían entre los pescadores, especialmente en la ría de Arousa y en la de Muros, la sociedad económica de Amigos del País, de Santiago decidió estudiar el problema, y en 1879 enviaría un estudio al Ministerio de Marina, diciendo tajantemente que "la causa principal del estado de abatimiento y decadencia de la Industria de Salazón en aquellas rías, donde en otro tiempo se manifestaba tan rica y pujante, sin duda, en la imposibilidad de pescar la sardina por los destrozos que ocasionan en las redes del jeito, un cetáceo voraz, conocido vulgarmente en nuestras costas con el nombre de arroaz, y que es el terror de los pescadores en aquellas comarcas".

Según señala el historiador Felipe Valdés Hansen, entre la comisión que elaboró el anterior informe se encontraba el fomentador de Vilanova y de la Illa de Arousa, Juan Goday, una de las personalidades más importantes en la industria de las modernas conserveras.

Consejos

La citada comisión aconsejaba ya en aquellos tiempos realizar batidas con armas de fuego, sin descartar el uso de grandes redes para atrapar las manadas de arroaces, recomendando concretamente "la presencia de tres lanchas de vapor tripuladas con tiradores de la ría de Arousa y otra más para la de Muros, teniendo en cuenta la abundancia de cetáceos y extensión de cada una de ellas".

Lo cierto es que, el tiempo fue pasando y los marineros seguían quejándose de los delfines, y a tal extremo llegó, que cuando el rey visitó la isla y conoció la fábrica de Juan Goday, éste pudo conversar con el monarca, quejándose "del gran perjuicio que está infiriendo a nuestra industria de salazón, los muchos delfines que hay en la ría de Arosa, los cuales acabarían seguramente con las sardinas, si el Gobierno no accede pronto a lo que le tienen pedido a tiempo los fomentadores para perseguir a dichos peces, como se ha dicho tan abundantes en la costa arousana.

La propuesta realizada "consiste solo en que se sitúe en la ría un cañonero para que espante con la máquina a esos animales", exponía este experto.

Otros peligros

Como la ocasión era magnífica para quejarse al rey de otros problemas, aprovechó para decirle que, "otra especie de delfines, todavía peores, tienen heridos de muerte a nuestros criaderos de langosta, y son, los especuladores franceses".

En el asunto de los pescadores franceses, no andaba desencaminado Juan Goday, y prueba de ello es que según "La Ilustración gallega y asturiana", en 1851, "habían capturado 70.000 langostas el mes de marzo, saliéndole los gastos a una peseta por langosta, para después venderla en Francia a 7 u 8 pesetas, por lo que se comprenderá fácilmente que de no ponerle coto a la salida, nuestros criaderos de langosta se agotarán con saco tan enorme".

A tal extremo llegó el problema de los delfines entre los pescadores, que hubo una asamblea en Vilagarcía, de fomentadores y patrones de embarcaciones de la ría de Arousa, así como de los puertos cercanos, acordándose pedir al gobierno de la nación que dotase a los pescadores de "fusiles lanza arpones", a lo que se negaron los políticos.

En los años siguientes, y ante la demanda de soluciones ante los gobiernos, el Ministerio de Marina dictaría una serie de órdenes, seguidas de contraordenes, hasta que finalmente, el 17 de noviembre de 1927, los comandantes de Marina, de Vilagarcía, Vigo y Pontevedra, reciben comunicados de los superiores para que ordenasen a los comandantes de las lanchas guardapescas, "Dorado" y "Gaviota" que intensificaran la persecución de las manadas de delfines en su tarea de vigilancia.

Listado

Decía la orden del Ministerio que "a fin de evitar la destrucción de las redes y aniquilamiento de las especies por arroaces, se sirva indicar a los comandantes de los buques guardapescas los lugares más perjudicados, a fin de que por los mismos durante sus cruceros de vigilancia, se intensifique la persecución de las manadas de los referidos cetáceos a cuyo efecto con esta fecha se les dan las órdenes oportunas"..

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