El alcalde de Catoira, Alberto García, no teme que el paso de la Festa do Albariño de Interés Turístico Nacional a Internacional le reste afluencia a la Romaría Vikinga, a pesar de que ambos eventos se celebran durante la misma semana y a unos 30 kilómetros de distancia.
"Está demostrado que en la primera semana de agosto hay gente suficiente para las dos fiestas. Incluso hay quien va a las dos. No habrá para nada un problema de competencia", sentenció. García considera que, al contrario, el hecho de que la fiesta de Cambados se promocione más en el extranjero y de que cuente con más recursos económicos será positivo para el conjunto del territorio. "Dará a conocer más la comarca".
Alberto García era alcalde cuando en 1989, la Romaría Vikinga de Catoira alcanzó el sello de Interés Nacional. En aquel entonces, la fiesta se limitaba a un solo día, pero ya era un evento multitudinario, con unas 20.000 personas siguiendo el desembarco del único "drakkar" que había en el entorno de las Torres de Oeste.
Para el regidor, el punto de inflexión de la fiesta no fue tanto la declaración de Interés Internacional -que se logró en 2002-, sino una serie de hermanamientos con pueblos daneses, ingleses e irlandeses con raíces vikingas, y que empezaron a hacerse en 1993. "A partir de ese momento empezó a venir mucha más gente de fuera", recuerda.
El alcalde señala que el siguiente paso en el crecimiento de la Romaría Vikinga fue ampliar el programa a una semana, con obras de teatro, conferencias y eventos gastronómicos. Se estima que ahora visitan Catoira unas 200.000 personas durante los primeros días de agosto.
Asimismo, García elogió a la directora de la Axencia de Turismo de Galicia, Nava Castro, al establecer unos criterios objetivos para el reparto de las ayudas a las fiestas. "Antes de Nava Castro, una fiesta de los callos cualquiera, con todos los respetos, recibía el mismo dinero que otra de Interés Internacional". También la Diputación ha establecido un mecanismo similar.
