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Pasión vikinga tallada en madera

Fernando Rial y Julio López, dos generaciones de artistas en Catoira

Fernando Rial y Julio López a las puertas de O Galeón Vikingo. El primero se sujeta a una columna tallada por él con forma de serpiente y el segundo posa con el que fue mascarón de proa del drakkar vikingo "Úrsula". Lo elaboró en 2004 y ahora adorna el bar.

Fernando Rial Cespón tiene 49 años. Julio López está ya en los 88. Los dos son vecinos del Concello de Catoira y los une una pasión: tallar la madera.

El primero es conocido por su implicación en todo tipo de actividades, por ser uno de los grandes protagonistas en cada edición de la dramatización anual del Desembarco Vikingo y por ser el propietario de conocidos negocios de hostelería en la localidad.

Desde el año 2007 regenta la cafetería-pub O Galeón Vikingo, uno de los puntos de encuentro más destacados y concurridos no solo de Catoira, sino de toda la comarca.

Resulta que cuando abrió su negocio pudo conocer de cerca el trabajo del que se convertiría en su "maestro", Julio López, que además de mostrarle algunas de las obras de arte que había elaborado a lo largo de su vida también enseñó a su "hijo adoptivo" cómo hacer realidad estos trabajos.

Así empezó la carrera escultórica de Fernando Rial, que desde entonces empezó a tallar y ahora es un auténtico apasionado de esta forma de expresión artística y cultural que lo lleva a tallar tanto madera muerta como viva.

Lo que hizo Fernando Rial fue convertir aquel entretenimiento en una auténtica pasión en la que, como no podía ser de otra manera, plasma su amor y admiración por la cultura vikinga y todo lo que encierra.

Una especie de museo

El mundo de los guerreros nórdicos está presente en buena parte de las obras que ha elaborado durante la última década, muchas de las cuales -alrededor de una treintena- pueden verse, como si de un museo se tratara, en el interior y el exterior de su negocio de hostelería, O Galeón Vikingo.

Otras piezas acabaron en manos de amigos y familiares que ahora pueden presumir de ellas y que, a buen seguro, acabarán dejando en manos de generaciones venideras, por lo que también de este modo se contribuye a mantener con vida la cultura vikinga en Catoira.

Conseguir estas tallas requiere de pasión y compromiso, pero también de muchas horas de dedicación y, a veces, de sacrificio.

A modo de ejemplo, puede decirse que el medallón tallado en madera que Julio López regaló a Fernando Rial cuando empezaron esta aventura juntos necesitó de nada menos que 96 horas de dedicación, como se desprende de las anotaciones que el maestro fue realizando en la pared del taller en el que la trabajó.

"Otras piezas requieren menos tiempo, quizás entre tres y ocho horas, dependiendo de la figura que se elabore y del tipo de madera que se trabaje", matiza el aventajado alumno.

Y confiesa que, efectivamente, "casi todas las obras están relacionadas con motivos vikingos, aunque también tengo otras, como el conjuro de la queimada que me talló el maestro en madera, que no tienen nada que ver; a veces incluso elaboro figuras por encargo", sentencia este conocido vecino vikingo.

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