San Ramón y Santa Plácida vieron de nuevo la luz del sol gracias a los actos tradicionales de las fiestas que se celebran en la parroquia vilagarciana de Rubiáns y que contaron con la imprescindible implicación de los vecinos, que se suman en masa a cada convocatoria y disfrutan de una oferta completa de actividades.
Las calles más próximas permanecen desde hace días engalanadas por el alumbrado que simula la silueta de un hórreo. Los primeros acordes y los oficios religiosos. los festejos gastronómicos y numerosos juegos infantiles que se unen a diferentes atracciones instaladas en el parque, ambientaron este mismo rincón vilagarciano para abrir el programa.
El sonido de la radio y la música del teléfono móvil se encargaron, también ayer, de despertar a los habitantes de la zona, pero fueron las dianas y alboradas las que consiguieron despejar las mentes y alegrar las almas de quienes tomaron la decisión de acercarse al pequeño refugio donde todo se halla preparado para compartir una jornada especial.
Los grupos de gaitas Terribles de Arousa y Santa Plácida de Rubiáns pusieron ayer sus dotes musicales al servicio de la gente del lugar durante la mañana. Posteriormente, la Banda de Música Cultural de Vilanova inició su pasacalles para mantener vivo el ánimo de los vecinos que comenzaban a sentir el intenso calor de las últimas semanas de este verano.
La gran procesión
El cielo permaneció despejado para iluminar el camino hacia la iglesia, donde la atmósfera sufría de repente una severa transformación y los asistentes se sumergían en la solemnidad de la misa cantada que tuvo como gran protagonista al Coro Parroquial de Rubiáns, en un acto litúrgico prolongado que precedió a uno de los grandes momentos de la mañana.
Los parroquianos abandonaron lentamente el templo vilagarciano para acompañar a San Ramón y a Santa Plácida en el breve recorrido que se realizó a modo de conmemoración y que contó con la música de las diferentes bandas que marcaron el ritmo de la procesión. Las reliquias de Santa Plácida son, junto con las de San Fidel, las únicas completas que conservan en Vilagarcía, y los orígenes de la fiesta en su honor se remontan a comienzos del siglo XX.
Los más pequeños no resistían la tentación de aprovechar los puestos dedicados a la diversión y el ocio, e incluso las máquinas destinadas a la ejecución de ejercicios físicos, para canalizar su energía, lo que elevaba considerablemente la media de edad de quienes decidían seguir a los santos.
Las canciones identificables con la juerga nocturna y el público más discotequero competían con las gaitas y los tambores que, por supuesto, lograron imponerse a cualquier murmullo del entorno.
El lugar se cubría poco a poco de visitantes al mismo tiempo que la procesión daba paso a otro tipo de reuniones. Así, se formaron diversos corrillos frente a la iglesia, y las barras y mesas del recinto de la asociación vecinal O Souto, además de otros puestos organizados para la ocasión, se iban ocupando con el paso de los minutos.
Las orquestas Estrella Mar y Poceiro congregaron de nuevo al público en la gran verbena nocturna que cerró la jornada.
Broche a la fiesta
Los actos finales de las fiestas de Rubiáns comienzan hoy con una alborada a cargo de la charanga Os Galácticos. A las 12 horas se llevará a cabo una misa rezada en honor a los difuntos de la parroquia, y la charanga aparecerá de nuevo para ofrecer un concierto y amenizar la sesión vermú.
El tradicional desfile de carrozas se convertirá en el gancho principal del último día de actividades y se desarrollará a partir de las 18 horas. La verbena nocturna pondrá el punto y final y contará con las actuaciones de las orquestas Pontevedra y Paraíso.
