Para Juan de la Sota Rius (Madrid, 1957) la fotografía es una afición que heredó de su familia, en la que su padre, el famoso arquitecto Alejandro de la Sota, sus tíos y su abuelo fueron "grandísimos fotógrafos, aunque ninguno se dedicase de forma profesional a esto", valora el artista afincado en Pontevedra. Ayer inauguró en el Espazo Sumay (Vilagarcía) una "exposición de exposiciones" en la que De la Sota ha hecho una selección de imágenes que le han acompañado durante toda la vida. "Entre la más antigua y la más reciente han pasado cuarenta años", responde a "una pregunta indiscreta". La muestra permanecerá abierta hasta el 23 de abril.

-En su muestra se observan retratos, paisajes, casas, objetos, ...Y todo ello bajo el título "Ilustraciones a un cuento chino en Japón". ¿Puede explicarlo?

-Cuando pasas por crisis existenciales y profesionales te preguntas si lo que haces vale la pena. Y cuando llegas a los 50, esto te sucede todos los miércoles. Pues bien, me acordé de Shackleton, un explorador del Polo Sur, que durante su peligrosa travesía tuvo la sensación de estar acompañado por alguien. Pues yo me inventé un cuento chino, que nadie tiene por qué creerse, que sucedía en Japón. En esa travesía del desierto alguien había valorado mi trabajo. Se trata de un personaje imaginario, un señor feudal japonés que trafica con negocios, política, etcétera y que su mundo es retratado por un pintor de corte, o sea yo. ¿Y qué retrata? Pues paisajes, su familia, sus perros, sus casas, sus amores. Realmente yo cumplo los dos papeles, el del señor feudal y el del pintor. Es algo que uno quiere pensar para salir adelante porque ese personaje imaginario es más exigente y a la vez más benévolo porque no es real. Este "cuento chino" lo explico en la inauguración.

-¿Por cuántas obras está formada la exposición?

-Pues la verdad es que no las he contado. Se trata de un resumen de mis fotografías. Empecé con 15 años a hacer fotos, robándole la cámara a mi padre y fotografié un parque muy bonito que hay en Madrid, los jardines del Moro, en el Palacio Real. Aparte de un resumen, también es un deseo de despejar la cubierta para volver a salir a navegar.

-El montaje es irregular, para nada convencional. ¿Tiene alguna explicación?

-Primero quiero dar las gracias a Iria Sobrino y Rai Iglesias, que son los artífices del montaje, el cual mantiene la frescura una a una de las fotos que se muestran. Es el resumen de toda una vida de fotógrafo donde se agolpan las ideas, y por tanto tienen que agolparse las fotos. La imagen es aparentemente caótica. Así no tienes la sensación de que las has visto todas y puedes volver a ver la exposición descubriendo cosas en las que antes no te habías fijado. Esta exposición no se acaba de ver nunca.