La concejalía de Medio Ambiente de O Grove, dirigida por el galeguista Alfredo Bea, lanza una nueva campaña que puede considerarse pionera en Galicia, aunque no en España, pues se llevó a cabo, parece que con buenos resultados, en las playas de Málaga. Se trata de incorporar los "ceniceros publicitarios", una especie de recipiente de cartón reciclable que pueden elaborarse con facilidad, que se suministra a pie de playa y que se usan para apagar y depositar las colillas e incluso chicles o envoltorios de caramelos y similares, evitando que se esparzan por los arenales con el consiguiente perjuicio para el ecosistema y los bañistas.

"Hemos cerrado el acuerdo", presumía ayer Bea, quien explica que la iniciativa va a ponerse en práctica el próximo verano, "por primera vez en Galicia". Está convencido de que, "con ayuda y colaboración de los propios ciudadanos, esta medida nos permitirá eliminar las colillas de nuestras playas, pues su retirada en la actualidad resulta francamente complicada, ya que las máquinas que criban la arena no retienen estos residuos".

Esto hace que para mantener una playa limpia, sobre todo si luce Bandera Azul, sea preciso recurrir a medios manuales para retirar las colillas, "lo cual provoca un elevado coste", aclara el concejal galeguista. Por el contrario, con una correcta concienciación de los usuarios €para lograrlo se promueven campañas informativas€, la utilización de los ceniceros publicitarios puede plantearse como la solución definitiva.

El proyecto se denomina "Ecolilla, el cenicero publicitario", y la empresa encargada del mismo explica que "la propuesta es sencilla, pues el ayuntamiento nos da permiso para instalar nuestros dispensadores de ceniceros en los accesos de playas y donde se estime conveniente, y nosotros nos comprometemos a mantenerlos llenos y reponer los mismos cuando sea necesario, encargándonos de gestionar al personal encargado de ello, y de buscar patrocinadores que deseen publicitarse, sufragando así la producción y distribución".

Para defender la implantación de este proyecto se argumenta que "en la última década, y gracias a una mayor concienciación social sobre medioambiente, se han intentado implementar infinidad de propuestas para paliar el problema. La más convincente, según dicen, es "la propuesta de Ecolilla; una solución sostenible al problema de los pequeños residuos como colillas, palos de caramelo o pequeños envoltorios, mediante el uso de un producto totalmente sostenible, cuya producción y distribución no suponga coste alguno para sus usuarios ni para las administraciones y organismos públicos".

El resultado es "un producto ecológico, reciclable, accesible a todo aquel que desee utilizarlo, sostenible y que cumple la función de proporcionar información medioambiental sobre la problemática de las colillas".