El servicio de Dermatología del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, ha estado presente en el V Congreso de la Sociedad Gallega de Heridas (SGH), que se ha celebrado bajo el lema “Abriendo puertas, cerrando heridas”. Las enfermeras Adriana Varela y Laura Castro presentaron un trabajo de investigación sobre heridas en el cáncer cutáneo que fue premiado como semifinalista en la V Beca Trisquel de Investigación en Heridas. Ambas profesionales aseguran que el trabajo de gestión de los cuidados de las heridas se realiza desde un punto de vista holístico y multidisciplinar y que los tratamientos se eligen según la última evidencia clínica disponible.
–¿En qué ha consistido su participación en el Congreso de la Sociedad Gallega de Heridas?
–Hemos presentado una investigación basada en el estudio de la evolución clínica de una herida quirúrgica en el contexto de un cáncer cutáneo que lleva por título “Cierre por 2º intención tras exéresis de epidermoide por negativa a injerto” cuyo objetivo era valorar el uso de un apósito como tratamiento específico de enfermería para conseguir la completa cicatrización de la herida.
"Queremos empoderar al paciente en sus propios cuidados y conseguir una buena adherencia a los tratamientos"
–¿Por qué eligieron ese proyecto en concreto?
–Es un caso clínico muy interesante desde el punto de vista enfermero, no solo por el aprendizaje que supone como profesión sino también porque pone de manifiesto el liderazgo que la Enfermería puede ejercer. En resumen, este trabajo surge de la necesidad de cuestionar y analizar nuestra práctica asistencial, ya que solo así podremos fomentar una mejora continua de la calidad de los cuidados que ofrecemos a nuestros pacientes.
–¿Por qué consideran importante la asistencia de la Enfermería a este evento?
–Porque se accede, a través de diferentes ponencias, simposios y talleres, a la última evidencia clínica sobre las heridas, así como a las novedades en relación a su tratamiento. Esta actualización de conocimiento nos permite mejorar nuestra práctica diaria y ofrecer a nuestros pacientes unos cuidados de Enfermería de calidad.
–¿Qué tipo de heridas son más comunes en las consultas de Dermatología?
–Abordamos un amplio abanico de heridas. Las más comunes son las heridas quirúrgicas abiertas en las que se precisa un cierre por segunda intención o a través de injertos, especialmente tras cirugía micrográfica de Mohs donde somos unidad de referencia para Pontevedra y Ourense, así como heridas quirúrgicas cronificadas. También hacemos seguimiento de úlceras por presión, venosas, arteriales, neuropáticas (pié diabético) y otras úlceras crónicas de baja prevalencia con mala evolución en las que, gracias a un trabajo multicisciplinar con diferentes especialidades médicas se consigue un abordaje integral para mejorar la evolución clínica, la calidad de vida del paciente y la sostenibilidad del sistema.
"Las úlceras suponen un problema de salud de gran magnitud"
–¿Cuáles son los errores más habituales que los pacientes cometen en el tratamiento de sus heridas?
–Los pacientes no cometen errores como tal, es más bien un problema de desinformación. Los pacientes con heridas crónicas están agotados, ya que implican cuidados durante un importante período de tiempo y además su calidad de vida se ve muy afectada. En este contexto, es importante dar información y apoyo emocional, aprovechando cada consulta para realizar educación, promoción y prevención de la salud. Así conseguimos empoderar al paciente en sus propios cuidados y conseguir una buena adherencia a los tratamientos.
–¿El servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra cuenta con alguna unidad dedicada en exclusiva a las heridas?
–No tenemos una unidad propiamente dicha, pero sí contamos con una agenda específica de Enfermería para gestionar, de forma coordinada con los médicos dermatólogos y las enfermeras de Atención Primaria, el trabajo de la sala de curas. Se ha creado con el objetivo de obtener una mayor gestión y calidad de los cuidados de Enfermería en relación a las heridas y, en especial, a las úlceras, ya que suponen un problema de salud de gran magnitud, no solo por el sobrecoste económico para los sistemas sanitarios, sino especialmente por la pérdida en la calidad de vida en los pacientes y su repercusión en las familias y cuidadores, así como por la elevada carga de trabajo que sus cuidados suponen a los profesionales sanitarios.
