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Objetivo: visibilizar al 1% de la población

Una veintena de personas con trastorno del espectro autista conmemoran el Ano Santo haciendo el Camiño de Santiago y reivindicando una sociedad más accesible a nivel cognitivo

Parte de los integrantes del grupo caminan por la calle Real de Pontevedra. // ALBA VILLAR

Cambio de rutinas diarias

Una veintena de integrantes de la Fundación Menela iniciaron ayer desde Pontevedra el Camiño de Santiago en conmemoración del Ano Santo Xacobeo 21-22 y con el fin de visibilizar las necesidades específicas de las personas con trastorno del espectro del autismo y sus familias. Es la primera de cinco etapas adaptadas que les llevarán hasta la capital gallega con paradas en Barro, Caldas de Reis, Padrón y O Milladoiro.

Cipriano Jiménez, director general de la Fundación Menela, matiza que esta iniciativa es el final de una previa iniciada en el año 2019, antes de la pandemia del COVID, cuando se realizaron las dos etapas entre A Guarda y Pontevedra.

El autismo tiene una incidencia de un 1% sobre la población, lo que indica que “hay muchas personas sin diagnosticar; incluso estamos observando que hay muchos adultos que llegan ahora a nuestros servicios de diagnóstico”, según informa Jiménez.

En este sentido, subraya que en el caso de las mujeres la falta de diagnóstico es todavía más acusada. “Por una cuestión de machismo claro, cuando una mujer se comporta de manera extraña o poco habitual se tiende a ignorar, y muchas veces son casos de autismo”, se lamenta.

“Por una cuestión de machismo claro, cuando una mujer se comporta de manera extraña o poco habitual se tiende a ignorar, y muchas veces son casos de autismo”

Cipriano Jiménez - Director general de la Fundación Menela

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Entre las reivindicaciones de la Fundación Menela destaca la visibilización de las personas con trastorno autista y su incorporación a actividades de la sociedad, la educación y el ámbito laboral.

“Estamos tratando de hacer cursos de formación dirigidos al empleo y potenciar iniciativas de carácter deportivo, cultural, social... “, resume.

Y, por supuesto, el colectivo se está especialmente centrado en la atención temprana, “porque aunque el trastorno es para toda la vida, se pueden desarrollar sus mejores cualidades para que su calidad de vida sea mucho mejor”.

El ejemplo de la Boa Vila

El grupo fue recibido en A Peregrina por el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, y fue acompañado en la etapa hasta Barro por estudiantes del Ciclo de Integración Social del CIFP A Xunqueira.

Lores destacó que Pontevedra “es la capital del Camiño Portugués” y reconoció el esfuerzo que se hace desde el gobierno local para conseguir su accesibilidad a todas las personas. “La accesibilidad cognitiva también es una responsabilidad de todas las administraciones y nos gusta que asociaciones como Menela nos presionen”, dijo el regidor pontevedrés.

Adrián Márquez, joven con autismo, junto a su madre, Ana Prol. | // A. V.

El mensaje de una madre: “Con cariño y apoyo institucional se puede todo”

Adrián Márquez Prol, de 31 años, joven con autismo, fue el encargado de leer ayer el manifiesto de la Fundación Menela sobre la iniciativa que le lleva a él y a sus compañeros hasta Santiago de Compostela haciendo el Camiño. Su madre, Ana Prol, acompañó al grupo durante el primer tramo de la etapa pontevedresa. A su hijo le diagnosticaron el autismo cuando tan solo tenía seis años y fue, precisamente, esa atención temprana la que le permitió aprender a leer y escribir. Estudió en el Príncipe Felipe en Pontevedra hasta los 18 años y después comenzó a acudir al Centro Castro Navás de la Fundación Menela en Nigrán. “Ha sido un largo camino, así que nos hemos encontrado con muchas dificultades. No fue fácil”, reconoce Ana Prol. Su mensaje para las familias que inicien esta nueva etapa es claro: “Lo importante son ellos; con cariño y amor se puede todo, y con el apoyo de las instituciones, para que estos niños y jóvenes tengan todo el apoyo que necesitan para tener una vida digna y normal, para que estén aceptados en la sociedad”.

En el texto que leyó Adrián Márquez se explica que todos los integrantes del grupo iniciaron la ruta “con mucha ilusión, con ganas de implicarnos en una vivencia que cambia la rutina de nuestro día a día”. Confesó que una de las cosas que más les está gustando a todos es dormir en los albergues, ya que las literas han sido una nueva experiencia para ellos. Y también “compartir momentos con otros peregrinos llegados de países de Europa”. “A todos les perecía genial que un grupo de jóvenes con autismo hiciésemos el Camiño de Santiago. Nos saludaban emocionados y nos animaban a seguir”, dijo. Matizó que uno de los objetivos de esta experiencia es mejorar la accesibilidad cognitiva de los espacios por los que transita la ruta portuguesa “para facilitar la experiencia a las personas que, como nosotros, tienen dificultades de comunicación y necesitan apoyos visuales, como son los pictogramas, garantizando nuestro derechos al acceso a bienes y servicios en igualdad de condiciones que el resto de la población”.

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