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Indignación entre los usuarios del complejo deportivo por el cierre total del espacio este viernes

Comentan que la clausura de las instalaciones, sin margen de maniobra, ha supuesto un problema grave para muchas personas

Gimnasio de Rías do Sur. | // RAFA VÁZQUEZ

El cierre completo de las instalaciones del Complejo Deportivo Rías do Sur no ha dejado indiferentes a los clientes habituales del espacio de Pontemuíños, que recibieron la noticia con estupor y cierta resignación a pesar de que la clausura de la piscina, el pasado 12 de marzo, era el preludio de una noticia todavía peor.

“El día de ayer fue bastante duro, porque para mucha gente del gimnasio es parte esencial de su día. No para verse bien físicamente, pero por el método de desestresarse tan eficaz que supone”, explica Arianna, usuaria afincada en Marín que acude desde hace prácticamente un año al gimnasio de Rías do Sur.

A ella, el aviso, como a muchos otros clientes, le llegó a su correo electrónico apenas tres días antes de la fecha oficial de cierre. Sin embargo, hubo gente que se enteró por otros medios.

“A todo el mundo le pilló por sorpresa, porque a muchos ni les llegó el correo, se enteraron por el boca a boca que había en el gimnasio. A mí me llegó, pero mis amigas lo supieron porque yo se lo pasé”, comenta, recordando con cierta incredulidad la noticia del cierre.

“Estábamos bastante descolocados, tanto la familia y amigos que tengo que van a ese gimnasio como los compañeros con los que coincido entrenando. La pregunta recurrente era qué íbamos a hacer y adónde iríamos a partir de ahora”.

En ese grupo de amigos y colegas de entrenamientos se encuentra también Saly, que encontró en el Rías do Sur un gimnasio que se adaptaba completamente a sus necesidades.

“No me suponía un esfuerzo venir porque tiene muchas ventajas, está a cinco minutos de mi casa y se puede aparcar muy bien y cerca”, valora desde su perspectiva como clienta durante más de medio año hasta el cierre.

En su opinión, Rías do Sur cuenta con una “situación geográfica genial, muy tranquila” y considera que “los empleados son un encanto”, pero no esconde su decepción con la decisión del cierre y, sobre todo, las formas.

“La verdad es que nos hacen una faena. Ya no me gustó cuando ocurrió lo de la piscina, pero cuando leí que el gimnasio se cerraba y nos avisaron solo tres días antes, ¿es que no se vio venir?”, se cuestiona.

Esa desesperación tras la noticia, sin embargo, palidecía en comparación a otras situaciones allí vividas con el cierre de la piscina.

“Fue bastante duro. Recuerdo a una señora casi llorando, diciendo que les iba a afectar muchísimo no poder ir a la piscina, que ella lo necesitaba para una rehabilitación de sus huesos”, rememora Arianna.

Ambas usuarias ya se encuentran buscando alternativas para un gimnasio que, hasta ahora, era un espacio seguro y cómodo, un lugar libre de estrés en el que poder ejercitarse tranquilamente. Sin embargo, una gestión turbulenta lo cambió todo.

Arianna Pereira | Usuaria desde hace un año: “Nos iremos a otro gimnasio con la esperanza de que este vuelva a abrir”

Después de varias experiencias negativas en gimnasios de Marín, el complejo deportivo de Pontemuíños fue la opción que mejor se adaptó a lo que buscaba. “La elección del centro no fue por cercanía, sino porque en Marín no hay gimnasios de calidad y en este las instalaciones estaban muy bien. Es un gimnasio grande, con una sala de máquinas amplia y con la piscina, que es un atractivo que te decanta bastante a ir”, explica. En su caso, se enteró del cierre por un correo electrónico y enseguida puso la noticia en conocimiento de sus amigas, a las que no les había llegado el aviso hasta el momento. “Estamos bastante afectados porque ir al gimnasio es desconectar, tener otro círculo de ocio. Te motiva todo un poco a ir“, comenta, resignada por la naturaleza tan repentina del anuncio y por tener que buscar, al menos temporalmente, otro centro de entrenamiento. “La mayoría de la gente con la que hablé ayer coincidimos en buscar un gimnasio, pero de manera temporal, hasta que este reabra sus puertas. Vamos a dejarlo porque nos obligan, pero nos vamos a otro con la esperanza de que este vuelva a abrir.”, matiza Arianna, que ya se encuentra en plena búsqueda.

Saly Insua | Usuaria desde hace seis meses: “Las instalaciones tienen muchas ventajas, ojalá venga una empresa con ganas”

Como muchos otros clientes, esta usuaria marinense encontró en Pontemuíños un gimnasio cómodo y cercano a casa, un espacio al que desplazarse en coche fácilmente. El cierre, en su situación particular, ha provocado que tenga que desplazarse más para encontrar alternativas, pero se ha ido del Rías do Sur decepcionada con la gestión realizada por la empresa concesionaria. “Los empleados no tienen la culpa, porque son un encanto, y las instalaciones son geniales y tienen muchas ventajas, pero hay ciertas decisiones de la empresa que no me han gustado. Esperemos que cuando reabra venga una con ganas de hacerlo mejor”, recalca. Ella, como otros usuarios, se enteró del cierre total del espacio deportivo situado en Lourizán por correo electrónico y por Facebook tres días antes, pero reconoce que no le gustó que no les avisaran con mayor antelación, teniendo en cuenta la clausura inicial de la piscina, la cual ya generó polémica por parte de los usuarios. “Se comentaba que hubo gente a la que le pasaron cobros el día anterior al cierre, o que pagaron cursos que han sido inexistentes. Es muy grave y una lástima, porque es un gimnasio que cuenta con muchas cosas buenas”, valora.

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