Cruzando la puerta metálica de entrada al cementerio de San Mauro se descubre un camposanto de gran riqueza arquitectónica y que guarda entre sepulturas y mausoleos la memoria de diferentes personajes ilustres, también la de pontevedresas que fueron pioneras o adelantadas a su tiempo.
Es precisamente una ruta por el cementerio de la ciudad en clave femenina una de las propuestas que contempla el proyecto municipal “Do gris ao violeta”, una iniciativa puesta en marcha en el año 2013 y que pretende recuperar la memoria de las mujeres de clase trabajadora, las creadoras y también las que sufrieron la represión del franquismo.
En concreto, esta ruta circular busca mantener vivo el recuerdo de 27 mujeres y la primera lápida de interés se puede encontrar nada más cruzar la puerta del camposanto. Vecina de Mourente, Otilia Meis Pintos sufrió la represión franquista siendo detenida, humillada y rapada al cero, tras ser acusada de esconder armas. Fue juzgada por los fascistas y tras su fallecimiento, sus restos fueron enterrados en una sepultura propiedad de su amiga María Vidal García, a quien había conocido en la cárcel.
Marina Fonseca Quintairos participó en 1916 en la película “Miss Ledya”, el primer film de ficción gallego que se conoce
Un poco más adelante, el visitante llegará a la sepultura a modo de cripta de Vicenta Hevia, maestra que ejerció en la escuela de niñas de Mourente y años más tarde en la unitaria de Lourizán. Paralelamente, otra tumba subterránea guarda los restos de la gran viajera Concepción Caballero, una pontevedresa pintora, actriz y música aficionada que por influencia de sus tías, en 1910, realiza sus primeras incursiones públicas en el mundo del arte, pintando al óleo y formándose años más tarde con el artista americano August Herman Olson Rolle.
Continuando el recorrido por los mausoleos, aparece el de Marina Fonseca Quintairos, otra actriz aficionada que en el año 1916 participó en la película “Miss Ledya”, el primer film de ficción gallego que se conoce, que fue dirigido por el cineasta José Gil y en el que participó el mismísimo Castelao.
Antes de llegar a la primera curva del recorrido, el visitante se encontrará con la sepultura de María Rodríguez Aboal, pianista y profesora de solfeo y piano que desarrolló su labor profesional en la Escola de Traballo y en la Sociedade Económica, formando a varias generaciones de pontevedreses. Asimismo, participó en numerosos conciertos en la ciudad, como en 1907, cuando acompañó al piano a un jovencísimo Manuel Quiroga en su debut en el Teatro del Liceo.
Un poco más adelante, otra maestra. En esta ocasión, una de las mujeres pioneras en la Universidade de Santiago de Compostela que estudió Filosofía y Letras por la sección Historia. Se trata de Daría González, quien tras licenciarse en 1935 se graduó en Magisterio en Pontevedra en el año 1949. Militante del Partido Galeguista, fue concejala de Unidade Galega en la primera corporación democrática tras el franquismo.
Para poder enterrar en 1947 a su hija Electra por lo civil, Consuelo Pastrana Puig se enfrentó al cura junto con otros familiares
En esa misma sepultura se encuentra su madre, Ceferina García, que estudió en la Sociedade Económica, recibiendo en 1903 la matrícula de honor en corte y confección y en dibujo artístico al año siguiente. En 1956 donó al Museo una colección de poesías necrológicas pontevedresas.
En el mismo pasillo se encuentra la tumba de Amalia Álvarez, funcionaria y poeta, que estudió Magisterio e impartió clase mientras preparaba oposiciones de Hacienda, obteniendo plaza en Cádiz y siendo trasladada posteriormente a Pontevedra. En 1930 se casó con Alexandre Bóveda, fusilado seis años más tarde en A Caeira, Poio.
Antes de llegar a la sepultura de Aurora Poza, el visitante dará con Consuelo Pastrana Puig, otra víctima de la represión franquista, quien para poder enterrar en 1947 a su hija Electra por lo civil, se enfrentó al cura junto con otros familiares.
En el camposanto también reposan los restos de Josefa Iglesias Vilarelle, maestra y pedagoga que en 1932 publicó “Método de lectura”, un manual considerado el primer texto didáctico escrito en gallego. Asimismo, el recorrido lo completan las sepultura de la poeta Aurora Vidal, la escritora María Victora Moreno o la comerciante “Aurita” Otero, entre otras muchas mujeres dignas de admirar.
Mausoleos y sepulturas destacables
Josefina Arruti, es un símbolo de solidaridad que queda patente en el cementerio de la ciudad, pues abrió el panteón familiar para que se pudieran enterrar en él a numerosos represaliados por el franquismo. Ella misma sufrió la represión, siendo apresada y encarcelada 18 meses y pasando otros dos en arresto domiciliario. Cuando salió, tuvo que soportar ser insultada por personas que antes la adulaban por ser la mujer del alcalde Bibiano Fernández.
En esta sepultura subterránea reposan los restos de Soledad Méndez Núñez (Pontevedra 1821 - enero de 1906), promotora del conocido como Palacete de las Mendoza; así como los de la pintora, pianista y cantante Carmen Babiano Méndez-Núñez (Pontevedra, 1852 - 1914); y los de sus hijas María (1883 - 21/08/1971) y Concepción Mendoza Babiano (1888 - 07/05/1971), maestras, músicas y pintoras.
María Eva Pontanari Rodríguez fue una actriz infantil, hija del italiano Attilio Pontanari, profesor de esgrima y catedrático de gimnasia del instituto, fiel defensor de la presencia de la mujer en el deporte. En la actualidad, sus restos reposan al lado del baldaquino que había sido propiedad de su padre. En noviembre de 1897, un diario local publicaba un poema de Joaquín Míguez en su memoria, tras su reciente fallecimiento.
Regina García (siglo XIX - 17/04/1920) fue una empresaria pontevedresa que entre 1881 y 1907 fue propietaria del Balneario de la Virgen en Cuntis, baños que ganaron gran proyección gracias a ella. También se caracterizó por realizar importantes obras benéficas en la época. En el panteón en el que reposan sus restos, de estilo neogótico, se pueden observar varios elementos alusivos a su muerte.
Aurora Poza fue víctima de la represión franquista, secretaria de la Agrupación Femenina del Partido Republicano Radical Socialista de Pontevedra creado en 1932. En ese mismo año casó con José Adrio Barreiro, abogado fusilado en la Caeira (Poio) el 12 de noviembre de 1936. Sufrió insultos, así como continuos registros y requisas. Siguiendo sus deseos, sus restos fueron incinerados y esparcidos por la ría. Una placa recuerda su nombre en la sepultura familiar.
Pianista y profesora de solfeo y piano, Pilar Pardo se formó con Manuela Seoane Doval, le dio clases a alumnas como Pilar Pintos o María del Carmen Portela Paz, premio nacional de piano en 1948. También enseñó a uno de sus hijos, Néstor, catedrático de violín del Conservatorio de Música de Ourense. Pilar fue la propietaria de la conocida “Villa Pilar”. La sepultura en la que reposan sus restos fue realizada en mármol en el último cuarto del siglo XIX.
