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“Pan km 0”, la experiencia de cultivar trigo al lado de casa

Panaderías Acuña promociona su nueva producción de cereal autóctono y de proximidad con curiosos letreros luminosos

Andrés Acuña posa en su plantación de trigo Rafa Vázquez

“¿Qué serán esos carteles luminosos?” En los últimos días, esta es la pregunta que más se repiten los pontevedreses que cruzan andando, o en coche, por la Avenida de Vigo, ya en los límites de la ciudad. Una curiosidad lógica, pues son tres los letreros que con llamativas luces de neón obligan a girar la cabeza a todo aquel que ronda las proximidades. “Un pan km 0”, “Hogar” y “Origen” son los singulares mensajes que brillan durante la noche sobre una pequeña plantación de trigo.

Los primos Andrés y Jacobo Acuña son los responsables de esta extrovertida iniciativa. “Queríamos llamar la atención y convertir esta plantación en un escaparate para que la gente conozca nuestro producto, nuestra manera de elaborar el pan, y para que se le de a la agricultura de proximidad el valor que merece”.

Fue en noviembre del año pasado cuando los dos empresarios de Panaderías Acuña decidieron arreglar la finca familiar que tienen en Vilaboa para iniciar su producción de trigo autóctono: “lo cierto es que era una idea que se llevaba gestando desde un par de años atrás, pero fue el agricultor con el que trabajamos para moler el trigo, en Melide, el que nos dio el empujón final. Nos ayudó desde su experiencia y pudimos conseguir el certificado de la Xunta de Galicia que garantiza la diferenciación del pan gallego”, explicó Andrés Acuña, que ejerce como portavoz familiar.

Un pan sabroso, saludable y nutritivo es el resultado que los panaderos esperan lograr con esta producción. “Buscamos ofrecer a nuestros clientes un pan kilómetro cero”, indica Andrés, “esto es un pan que se produce, fabrica y distribuye en un radio de 100 kilómetros”. Y es que los primos Acuña quieren recuperar el pan lento y tradicional gallego, ya que en los últimos años el proceso artesanal de elaboración ha sido sustituido por una producción acelerada y breve, conocida como industrial, no superior a las dos o tres horas desde el inicio de su horneado.

Una idea que pudo materializarse gracias a los terrenos familiares que ahora se recuperan para tener una nueva y larga vida útil. “Se trataba de tierras que estaban en desuso. Llevaban abandonadas unos treinta años. Por ello, tuvimos que trabajar sacando escombros y labrando de noviembre a enero, para en febrero poder empezar a plantar el cereal”. Eran muchas las voces que no presagiaban buenos resultados con la siembra. “Me decían que el trigo no se iba a dar en estos suelos, pero se dio, y se dio mucho más rápido de lo que esperábamos”, confiesa Andrés. Lo cierto es que no duda en expresar su sorpresa “ante la falta de información sobre el cultivo de este cereal que hay en Galicia. Es como si la tradición se hubiera borrado para siempre de la mentes, se ha perdido y es importante alzar la voz para hacer ver que es posible recuperarla”.

En el tono de su voz se puede notar la emoción que siente por los resultados que ahora su trabajo está dando. “Pensamos recoger la cosecha en poco más de quince días. Es impresionante que en cuatro meses creciera tanto”, relata, pero asegura que no tiene prisa por ver el producto en el mercado. “Es un proceso lento y cuidadoso. Queremos darle al pan el tiempo que se merece. Para poner un mes aproximado, diría que en septiembre podría llegar a las panaderías, aunque aún estamos barajando el formato que darle”.

Andrés desborda pasión en todo lo que hace y por ello tiene muy claro que la sostenibilidad, la producción de proximidad y la calidad son ahora los pilares de una buena alimentación y de un buen producto.

“Cada vez hay una mayor conciencia social por lo que comemos, sobre todo en el caso de la gente joven, que a su vez es la que conciencia a los adultos. Los clientes desean saber la procedencia de los ingredientes y desde Acuña estamos trabajando en esta dirección”. Para los primos Acuña el futuro del pan se encuentra “en la sostenibilidad y los ingredientes naturales”.

Una receta que parece poseer todos los ingredientes del éxito y, aunque Andrés no quiere dar ningún paso en falso, confiesa “sentir un gran asombro por la respuesta que la plantación esta teniendo entre los vecinos” . Para nada se esperada “tanta proyección social” y cuenta ilusionado como está recibiendo llamadas de distintas aldeas de Galicia interesándose ya por el pan. “Nos sentimos muy agradecidos hacia nuestros clientes por todo el apoyo que estamos recibiendo”.

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