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Javier Mingorance | Ponente del curso “La otra epidemia: el fanantismo, el odio y la xenofobia”

“La pandemia ha agravado tanto el discurso del odio como la trata de personas”

Javier Mingorance. FdV

El centro de la Uned de Pontevedra será escenario a partir del día 7 de mayo del curso “La otra epidemia: el fanatismo, el odio y la xenofobia”, un monográfico en el que se analizarán estas manifestaciones en ascenso.

–Los discursos de odio distan de ser nuevos…

–Siempre ha habido odio y fanatismo, incluso en determinadas épocas históricas era la norma común de la sociedad. Lo encontramos en dictaduras, desde la Edad Media hasta prácticamente el nacimiento de las democracias ha habido épocas en las que prácticamente imperaba el fanatismo y el odio, era la norma común, basada en la intolerancia, en perseguir y eliminar al disidente, así que sí, viene de atrás.

–¿La pandemia ha supuesto algún cambio?

–Con la pandemia del coronavirus ha habido un aumento, unas nuevas formas de manifestar este odio. Ha supuesto un incremento del miedo, de la incertidumbre, del dolor, inclusive de personas que están en situación de desamparo o que han perdido la esperanza y que aprovechan los grupos ultras, totalitarios, intolerantes, para adoctrinar y captar nuevos adeptos, militantes y simpatizantes.

–¿En qué se basa la capacidad de captación de los grupos ultra?

–En que ofrecen soluciones fáciles a los grandes problemas y, sobre todo, tienen la habilidad de buscar culpables y canalizar toda esta incertidumbre, toda esta desesperanza, ofreciendo soluciones que muchas veces van en contra los derechos humanos.

–¿Se refiere, por ejemplo, a los mensajes sobre la inmigración o la homosexualidad?

–Sí, a todo ese modo de buscar culpables. Por ejemplo, la inmigración al ser un colectivo más vulnerable, con menos capacidad de defenderse y organizarse, dado que muchas de ellas son personas recién llegadas, resulta más fácil atacarles y desviar la atención de los problemas reales. O desviar la atención para impedir que haya una transformación social.

–¿Qué objetivo buscan estos grupos?

–Evitar que se produzca un cambio social y que se mantenga el statu quo actual, que es uno, en definitiva, desigual, competitivo e injusto en determinadas formas también.

El Covid está provocando un éxodo, algo que ya estamos viendo aquí por la vía canaria

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–¿Por qué han ganado en capacidad en este escenario de pandemia?

–El discurso del odio utiliza mucho internet. El hecho de que las personas estemos más tiempo en casa, muchas veces confinadas, con toques de queda, y el teletrabajo. Los grupos intolerantes, fanáticos, utilizan las redes sociales para transmitir su mensaje de odio y violencia. Está siendo para ellos una oportunidad.

–¿La percepción de polarización es real o hay que matizarla si se analiza con perspectiva histórica?

–La democracia necesita consenso, necesita diálogo, necesita negociación, necesita empatía e interculturalidad. Sí que es cierto que estamos asistiendo a una especie de pensamiento trinchera, una especie de competitividad en la lucha por el poder. Eso afecta a los partidos políticos en general, y esa polarización que a los partidos les puede ir bien para la lucha por el poder o para mantenerse en él a nivel social genera fricciones y problemas de convivencia. Porque una democracia necesita una base mínima de diálogo, entendimiento, respeto y tolerancia.

–¿Cómo cree que influirán estos movimientos en el nuevo escenario postpandemia?

–Hay una crisis sanitaria, una crisis social, una económica, y también está provocando una crisis geopolítica. Estos movimientos veremos cómo afectarán, pero a día hoy no sabemos bien bien cómo acabarán. Lo que sí que sabemos porque lo tenemos más estudiado e identificado es que ha aumentado la trata de personas, y los flujos de inmigración siguen una tendencia ascendente (ya lo confirma ACNUR y la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y la Delincuencia) porque en esas zonas también está afectando el coronavirus y tienen menos recursos sociales, sanitarios y económicos para hacerle frente. El Covid está provocando un éxodo, algo que ya estamos viendo aquí por la vía canaria. El aumento de la inmigración y por tanto de la trata de personas es ya un hecho constatable que se ha visto agravado por la pandemia. Ésta ha agravado tanto el discurso del odio como la trata de personas y la inmigración.

Es muy importante en primer lugar no caer en la provocación, porque se alimentan también del ataque hacia ellos y del victimismo

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–¿Cómo puede combatirse el discurso del odio?

–Tenemos que ser más inteligentes que ellos y ahora más que nunca hay que hacer una contranarrativa, una denuncia del discurso del odio, una defensa de los derechos humanos, de la tolerancia, de la convivencia, de la cooperación internacional también. Por lo que respecta a las formaciones políticas que se nutren de este discurso, es muy importante en primer lugar no caer en la provocación, porque se alimentan también del ataque hacia ellos y del victimismo, y también argumentar, defender los derechos humanos y, sobre todo, utilizar la razón. Si a mayores hay unidad en la mayoría de las fuerzas políticas, este movimiento quedará en la minoría, pero si caemos en la provocación y caemos en su odio es cuando ellos van a tener más posibilidades de crecimiento. No debemos olvidar que con odio y violencia no hay ganadores y todos perdemos algo.

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